11/25/2007

Vista al mar


Sin tener una idea clara del por qué, mientras estaba disfrutando de una maravillosa noche en el recital de Serrat y Sabina (que sin duda merece comentarios aparte), se me ocurrió que algo que quiero hacer en algún minuto de mi vida es vivir con vista al mar. Y es verdad, hay pocas cosas que me inmovilizan tanto como mirar el mar. Y no es una inmovilidad sin rumbo, sino todo lo contrario. Es dejar sólo espacio a la vista para hacerse cargo de lo que pasa por delante de nosotros. Es dejar de respirar por los pulmones, sólo para dejarle todo a la mirada.
Bueno, igual queda algo para el resto de los sentidos. El sonido del mar es inigualable, y no cansa. Te puedes dormir con él, y será una gran noche. Te puedes despertar con él también, y esperar que sea un mejor día.
El olor del mar es también una maravilla. Su sabor también. El tacto sale perdiendo, si fuera menos frío sería mejor.
Recuerdo de niño, llegando a la playa, primero pasando por la Cuesta El Melón, que en ese entonces era un cerro sin túnel, empezaba la ansiedad, que entraba primero por la vista, al pasar Longotoma, pasado la cuesta, en una curva se alcanzaba a divisar un cachito del mar. Esa era la señal de que empezaban las vacaciones. Pichidangui esperaba paciente para recibir a este humilde veraneante. Después era llegar, tirar las cosas y correr a bañarse. Todavía hago lo mismo, aunque mi termostato y mi tolerancia al agua fría haya cambiado por completo (no puedo creer que no me cagara de frío cuando chico!!).
Desde entonces que el mar me ha encantado, con su magia y su majestuosidad.
De mi casa se ve el mar, pero la orilla nomás. Da simplemente para decir que se ve el mar. Quisiera poder ver el horizonte azul desde mi ventana. Levantarme y estirarme mirando el mar. Ver en las noches su eterna oscuridad, escuchar el murmullo cantante de las olas.
Espero alguna vez vivir en una ciudad con mar, y en una ventana abierta poderlo recibir cada mañana en mi vida. Si puede ser en compañía de mis pibes aún mejor.

1 comentario:

yus dijo...

lindo el mar... recuerdo de niña despertar en las noches de vacaciones y el mar me recordaba que ya no estaba en stgo... además, se escuchaba un tren a lo lejos... esos dos sonidos me traen buenos recuerdos, aunq lo mejor es sentarse en una roca y mirar el horizonte mientras te salpican algunas gotitas y el viento sopla fuerte.