11/16/2009

Tinto

Está terminando el domingo (oficialmente ya terminó, pero para mí no), y una sensación extraña me recorre, me prende, me dan ganas de que siga el día. No sólo porque lo pasé bien, me gustan los domingos, no son el fin de semana, sino el inicio. En fin.
Me arrastra. Hasta acá quizás, porque hace rato que no escribía en el blog, y la verdad, sin motivos aparentes.
Ahora tengo ganas de estar, de levantar sonrisas, de entregar.
Vengo pasando por un fin de año que sin aviso previo, se puso bien intenso al final.
Traigo ganas de ver y de estar con mis amigos, de ir a buenos aires, de dar una vuelta con mis niños, de estar debajo de la lluvia.
Mientras no pueda, me dedico a pensar. A dejar de pensar también. No a dejar de estar. Eso no.
A veces es bueno cerrar los ojos. Poner lo oídos en mute, o tratar al menos. Y volar.
Si es al final de un domingo, mejor.