11/20/2006

Hablemos de farándula mejor

O escribamos un paréntesis.
O hagamos cable a tierra.

Disfrutando de una tarde de domingo, de estas que invitan a alargar el día, por más que las responsabilidades de un nuevo lunes acechen sin ninguna misericordia, surge sin mucho ruido la frase que da título a este posteo. Afortunadamente, el sentido figurado da espacio para todo, y por suerte, lo que viene no tiene nada que ver con el mundo de kenitas y pamelas. No digo afortunadamente por un afán de instalarme en una suerte de olimpo intelectual que desmerece todo lo relacionado con nuestra bullante cultura pop, porque por más que a mucha gente le moleste, lo que tenemos actualmente en nuestras pantallas es en esencia pop, con todos su condimentos y escenarios para deleitarse infinitamente. Nada que hacer. Prefiero mil veces SQP a un reality, precisamente por eso, porque tiene realidad, algo de lo que paradojalmente carece el segundo. De que realidad hablamos, ese es otro cuento. Ese es el paréntesis.

Farándula como metáfora. Como los puntos suspensivos, la pausa, la luz roja. Se relaciona más con la necesidad de tener siempre a mano un salvavidas, hasta en las conversaciones más sencillas, a darse el momento de tomar un respiro para volver a saltar al vacío. Una y mil veces.

Hablemos de farándula es el recreo, a veces más grotesco de lo que uno quisiera, dejando más lugares vacíos y más puertas sin cerrar. Es dejar en suspenso las conversaciones, es jugar para no romper el equilibrio, es tantear el terreno, pisar liviano para no pasar de largo.

Hablemos de farándula, al menos un rato al día. Pongamos las cosas en neutro. Un rato, para tomar aire y después volver a al mismo lugar.

11/14/2006

Destructores, sensibles y cariñosos

Hay veces en que el lenguaje nos hace ciertos guiños extraños, y las palabras nos seducen más por su brillo estético que por su significado.
Lo que está puesto por título hace mención a eso mismo, mezclado con sensaciones y emociones. Surgió de boca de la profesora de Gabriel, explicando un taller que van a hacer. No me daré la lata de describirlo, simplemente quise recuperar esas palabras que quedaron dando vueltas en mi cabeza.
Con esto doy inicio a un nuevo posteo, con asociaciones libres acerca de cosas tan livianas, que de tanto volar llegan finalmente a ser el centro de las ideas.
Lo del título habla de virtudes, de las propias formas de observación sobre uno mismo, de las dificultades para poder darse cuenta cuales son los lugares a los que podemos llegar, los que pisamos a diario, los que miramos desde lejos, buscando alcanzar.
Un ejercicio simple, que comienza en sacar los prejuicios, en ver las cosas sin ataduras, enfocar la mirada sin miedos y dejarse llevar. Los resultados dependen de cada uno. Me sorprende que los niños sean capaces de mirarse y mirar a los otros como algo natural, que de adultos vamos desaprendiendo, o contaminando con muchas otras cosas.
Bueno, yo sigo con mis esfuerzos de volver a aprender, dándome cuenta de que no es un proceso fácil ni rápido, sino más bien, una forma de ver las cosas.
Me gusta, sirve como una forma de limpiarse, de mantenerse más activo.
En mi caso, no se si seré destructor, sensible o cariñoso, quizás a veces alguna, quizás todas. Mis virtudes y mis miedos están lejos de ser tan simples, no en un sentido negativo, sino todo lo contrario. Envidio esa capacidad de expresar el sentido en una sola palabra. Los niños pueden hacerlo, como algo natural. Yo trato y trato. Y en eso sigue la vida. Ahora más fluida, menos densa.