12/12/2008

Hereje

Hace un poco más de un año, exactamente hace un año y 10 días, me tocó empezar a cumplir una manda que hice. La verdad, había prometido bajar de peso y hacerme un tatuaje, y a un año de distancia, no he logrado cumplir con ninguna de las dos. Ahora, el Granate está nuevamente en las puertas de una ilusión, esta vez más difícil, pero después de lo visto hasta ahora, nada es imposible. Ya ni quiero pensar el peso de la conciencia que tendré si mañana ocurre un milagro, lo único que sé es que tendré que hacer más mandas aún, porque si el cielo te sonríe, hay que sonreír de vuelta.
La esperanza siempre está, vamos a ver que pasa. Mientras tanto, puedo aportar con el voto de mis escasos lectores para que el Granate sea elegido como el mejor equipo de Argentina. Aguante Grana!!!

12/09/2008

Unidad

No se si será necesario tener que ponerse a inventar cosas con tal de poder tener algo para escribir. Pero a veces, a medida que uno va diciendo cosas por la vida, algunas de ellas tienen aquel acento gracioso que hacen que suene la campanita y que sea una idea Blog compatible.
No se como ni por qué, la unidad de las cosas fue entonces aquel tema. La pregunta es la siguiente. Por qué si la unidad es un concepto tan amplio, conocido, bueno y efectivo, se tienen que inventar palabras distintas para cada conjunto de cosas. Por ejemplo, un conjunto de perros es una jauría, que tiene que ver jauría con perro. Si algún lingüista hace el favor de explicar sería muy agradecido.
Y así sigue con muchas cosas. Por qué entonces no convertimos la jauría en una perrunidad, o en un perrúmen. Sería más fácil y no habría que aprenderse tantos conceptos. Complicaríamos, eso sí a los/as profes de naturaleza, ya que les sacaríamos un par de preguntas de su repertorio.
En la teoría de sistemas, la reducción de la complejidad es uno de los objetivos de búsqueda permanente, muchas veces declarativo, porque no siempre es alcanzable. La complejidad se reproduce en formas cada vez más complejas (no es un trabalenguas, si quieren algo difícil, busquen la definición de autopoiesis). En este caso, y me sigo colgando del tema, el lenguaje nos ayuda a cerrar algunas puertas innecesarias.
Sin duda, el conjunto de gatos es un gatúmen entonces. Gracias Elisa.

12/04/2008

Rey León

En épocas de vacas flacas, pero no de las que están flacas por no comer, sino a las que se les van cansando los sentimientos, siempre es bueno poner una estrella entre medio de los puntos suspensivos. Salir un poco de la ráfaga en que se convierte a veces el día a día hace bien, eso no caben dudas. Lo increíble es que a veces no se necesita más que una palabra, una imagen o simplemente una idea para poder escapar, al menos por un rato.
El fin de año ha estado duro, es primera vez que me siento cansado de tanto trabajo, pero no voy a dar la lata con eso.
Sólo quiero contar que por un rato me convertí en un león. un león que defiende a su familia y que pelea por darles el alimento. Me mantuve vivo por un rato en la imaginación de mi hijo Gabriel. O mejor dicho, la imaginación de mi hijo me hizo revivir por un rato.
No puedo ocultar que se me apretó el pecho de emoción al escuchar a mi hijo contándome porque me había dibujado así. Entre medio de los problemas, se asomó un rayo de sol.
Gracias Ga. Así las cosas se ven mejor, sólo unas palabras para ver mejor entre las nubes. Y ahora, de vuelta a la pelea, pero mejor.

12/01/2008

I´m happy man?

Cabe hacerse esta pregunta? cabe hacerla en inglés?
La verdad es que sí, un poco de retraso también para escribir esto, y sobre todo, para escribir algo acá. Exceso de trabajo puede ser una excusa perfecta, pero la verdad es que más que un exceso de algo, es la carencia lo que me tiene así.
Hace un tiempo me reía de mi mismo con esto de estar en una sequía creativa (así le dicen?), algo muy común en películas, series y demases. En mi caso, sería muy caradura de hablar de algo así, pero la pura verdad es que por más que uno intente sentarse a escribir, no salen las palabras.
Ahora sí que tengo algo que poner. Hace casi un año casi reventé la bocina del auto. Hace casi un año se me cayeron lágrimas que nunca pensé que podrá ver. Ese día se me vinieron a la mente varios de los fantasmas que me acompañan (Fausto entre ellos), y ahora ya parece parte de la historia.
Lo del hombre feliz, me lo dijo un amigo que conocí diez años después del momento en que lo tenía que conocer, y que me dijo un par de palabras en spanglish que me llegaron profundo. Las vidas se cruzan en los lugares que menos lo esperamos. En este caso, se tenían que cruzar en Bolivia, pero finalmente fue Buenos Aires, Pichidangui, Santiago... y quizás donde seguirá. Ojalá Juan Fernández.
Con dejos de profundo malestar, ira y enojo, sacando en limpio, podría decir que sí, que soy un hombre feliz. Habitualmente con cara de enojado, pero feliz.

11/04/2008

Suerte

Haciendo recurrente una actitud ya bastante preocupante de perder cada cierto tiempo mi billetera, con los riesgos y las dificultades que esto acarrea, suelen pasar también otro tipo de cosas.
El año pasado, no me acuerdo la fecha, me estaba tomando algo con una amiga, en un bar, y cuando llegó el momento de pagar, no tenía billetera a la vista. Podrán pensar que es el viejo truco de que se me olvidó la billetera, pero en esta ocasión no lo fue. De todas formas, hice los gestos adecuados de buscar en todos lados, cuando ya sabía que no la tenía conmigo. De ahí, hacer una regresión rápida de hechos hasta saber donde fue la última vez que la ví. Regresé a mi auto, ya enojado por la situación y masacrando mi autoestima, cuando el tipo que estaciona me pregunta si se me perdió algo... - Sí, por que? - le pregunto. - Porque le dejaron esto - me dice con cara de que acá me gané una buena propina. Lo que me habían dejado era un papel con un nombre y un teléfono de una buena persona que encontró mi billetera a la salida de mi auto, la guardó, con su plata incluida, y me la devolvió. Se debe considerar también que cuando lo llamé lo desperté, y que tampoco tuvo problemas incluso de conversar conmigo un rato, en medio de la calle, a la 130 de la mañana. Me sentí en el cielo y muy afortunado.
Más hacia el presente, el lunes a la mañana me desperté sin ningún tipo de identificación. Por más que busqué, mi billetera no estaba por ningún lado. Aparecieron de nuevo los fantasmas. La búsqueda de la Sra Bernarda no tuvo buenos resultados. No estaba. Cancelé tarjetas y me hundí nuevamente en la tortura de sentirme un total y completo imbécil. Pero cuando llegué a mi casa, una buena persona me había dejado una nota de que tenía mis documentos. Me volvió el alma al cuerpo. Llamé al teléfono y me contestó una señora, mujer de Luis, que había encontrado mis documentos. Luis resultó ser carabinero, y partí a su casa a buscar las cosas.
La Reina, conjunto de casas institucionales, con calles con nombres de cabos y capitanes. Antes de salir recordé algunos de los videos bastante famosos de estas fiestas de nuestros amigos de verde en las cuales se los ve pasándola bien, y le llevé una botella de vino a Luis.
Luis me recibió en su living, me invitó a pasar y a snetarme, me ofreció un vaso de bebida, todo esto sin despegarse de la tele de 50 pulgadas (con su respectivo Wii al lado, que en algún minuto pensé que iba a prender). El tipo me hablaba de lo importante de cuidar las cosas, de los procedimientos que tenían en la comisaría cuando encontraban algo, de un paco que habían agarrado robándose unas tarjetas, y que por eso, me había ido a dejar la billetera a mi casa. Todo esto sin despegarse de la tele, mientras el hijo daba vueltas y la señora preparaba la once.
Después de cerca de 30 minutos de monólogo, me pasó la billetera. No tenía plata, pero tenía todo lo demás. Después de eso le dije que me estaban esperando y me fui.
La verdad, no sabía bien que pensar. Tengo una extraña suerte que a veces tiene altas dosis de ironía.
Aquel que encontró mi billetera también tuvo su momento, porque me dejó el dólar de la suerte. Con la suerte no se juega, debió haber pensado. Sacó la plata y se fue.

10/23/2008

Sutil

En mi vida a veces siento que llevo un cavernícola dentro. Lo mío no es la delicadeza, creo que me lo han hecho ver en más de una oportunidad. No se si será fácil, o no se si se me escapa de las manos, pero no logro llegar a ese nivel de poder sentir desde afuera mis propias palabras. De todas formas nunca he sentido que sea un tipo delicado.
Me puedo emocionar, claro. Puedo empatizar también. Creo que con eso ya me puedo sentir pagado. No me imagino caminando sin poder incorporar mis sentidos a lo que me pasa. A lo que veo y a lo que pienso.
No se si será una virtud, pero lo que me queda claro es que no logro distinguir las sutilezas. No es sólo lenguaje, lo que digo está mucho más allá de la mera retórica, es más bien una cuestión de actitud que me supera, que ya la tengo guardada, y que no es cosa de querer cambiar y nada más.
Sé que tengo que poder.
Sé que no me falta mucho para poder incorporar.
No se si lo que digo son sólo divagaciones sobre ideas que tengo cuando me sobra tiempo para pensar. No se si me alcanza el tiempo para poder divagar.
No se si lo sutil va conmigo, quizás es una exigencia que me hago y que está de más. Quizás debo buscar un sinónimo y dejarme de huevear.

5 minutos

Todavía no me voy. Todavía no se si estoy acá, pero siento que ya me fui. Gracias al favor de todos mis semi-compatriotas vuelvo a visitar estas tierras del fin del mundo. Vuelvo a recorrer las mismas calles sintiendo que ya son parte de una nueva historia. La últime vez se me cruzó un arcoirirs. Ahora las ráfagas de viento me llaman a la calma y a poner los pies sobre la tierra. Poner los pies sobre la tierra.
Pido al menos 5 minutos más para seguir estando acá. Tiempo mentiroso, que sé que todavía lo tengo, pero que también se que mañana lo voy a extrañar.
Que importa la distancia, que importa que mañana me voy a acostar con calor. Punta Arenas seguirá esperando, al menos hasta la próxima vuelta, porque aquellos que dicen que hay que tocarle el dedo al indio para volver (ojo, hay algunos extremistas que dicen que hay que darle un beso), resultó que tenían razón. A mí al menos me ha resultado a las mil maravillas. Cada visita es una nueva experiencia. La próxima sí que llego a Paine.

10/17/2008

Riesgo

Un desagradable pito en la oreja izquierda me llama (me obliga?) a no poner la cabeza en una sola cosa por más de 20 segundos. Una alarma de que algo no anda bien? No lo se.
Luego de que sonó mi teléfono muy temprano, y mi interlocutor debió resignarse que de este lado estaba Mariano, y no Osvaldo, sentí que hoy no iba a ser un día normal.
En estos momentos trato de definir los riesgos de un trabajo que al parecer tiene más de los recomendables. Esto no es broma, tengo a un ejército de ingenieros, que se las ingenian por salir adelante. Definiendo los riesgos, y que hacer con ellos, al parecer, las cosas salen mejor. Al menos se ordena un poco el desorden, y se tiene más claro que donde uno busca, encuentra cada vez más quilombo.
Me pregunto si cada uno de ellos tendrá también claro cuales son los riesgos de la vida. Si estos métodos servirán también para poder traer más paz interior.
No se si me gustaría saber cuales son los riesgos de decir te quiero, de ofrecer la mano, de escuchar desinteresadamente.
La verdad, prefiero enfrentarlos simplemente. A veces me atormento por mi desorden, principalmente económico, pero prefiero vivir con certezas que pensando en los riesgos de cada cosa que hago.
Esto me hace pensar las aplicaciones de ciertas teorías a la vida misma. Los sistémicos pretendían aplicar sus esquemas a todo (amor, placer, familia, etc). A mi si quieren me investigan, pero desde lejos, y sin intervenciones por favor.

9/26/2008

La primera flor de mi jazmín


En ocasiones me gustaría ser Jean-Baptiste Grenouille, no por sus psicopatías, sino por la capacidad de poder guardar los olores. Este es el protagonista del El Perfume, excelente novela y pésima película.
Hace ya bastantes años que planté en la reja de entrada de mi casa unas enredaderas. El objetivo era tapar la reja. Nunca supe que las plantas que compré eran jazmines. Con los años fueron tomando cada vez más lugar, entregando un regalo impensado cada primavera. Sus flores, y su perfume.
Estos son días especiales, las flores blancas que son una belleza y el perfume invita a quedarse afuera de la casa. Por eso envidio a Grenouille, no por sentirle el olor a todo lo que lo rodea, sino por su método. Quiero guardar el perfume de mis jazmines, y no se como.
Como soy un tipo estructurado por sobre todas las cosas, aunque me esfuerce por encontrar mi lado más místico, siempre vuelvo a las categorías y a las clasificaciones. Sin embargo, tengo también algunos rincones en los que me abandono a los sentidos. En este caso no se donde poner este perfume, no sé lo que me evoca ni hasta donde lo seguiría. Menos sé como llevármelo. Sólo se me ocurre dejarlo en algún lugar de la memoria, y volver a sentirlo cada vez que pueda.

9/24/2008

Songoro Cosongo

El nombre no refiere a Nicolás Guillén, no al menos de manera directa. No tendría más propiedad para hablar de ese libro que un viejo archivo mp3 que bajé de internet en mis primero años de internet (uff, como por el 93), en conjunto con otras lecturas de Cortázar, el discurso final de Allende y otros materiales de corte revolucionario que me movían en esos tiempos. No es que ahora no sea revolucionario, pero al menos antes quería cambiar el mundo con ideas distintas a las que tengo ahora.
Me desvié un poco. El nombre del post, en este caso, es el de la banda de mi amigo Arturo, que me hizo conocer también a otros grandes amigos.
El martes tocaron en la sala master y aún se me mueven las patas, no se si por emoción o por falta de sueño, o exceso de cerveza, o ganas de seguir bailando. O todo lo anterior.
Los caminos siempre se tuercen, a veces para bien, a veces para mal. En este caso, agradezco y me conmueve haberme cruzado en este camino, haber cumplido una promesa que no recordaba haber hecho, y que ahora que la recojo, me emociona. Los abrazos son sinceros y los sentimientos ya están guardados.
Este sábado van de nuevo, esta vez con el Inti, en una vuelta más de esta loca carrera que ojalá no se acabe.
Dejo el myspace, para los incautos que leen este blog y que quieran escuchar buena música. Si pueden, quieren o si se atreven, vayan el sábado al cine alameda. Y para mis queridos lectores del otro lado de la montaña (que también es mi lado, ojo), lo pueden ver allá también, vean las fechas en el myspace.
Todavía se escucha... Songo no se va.

PD, este es el post nº 100, debo celebrar?

9/14/2008

Puerta 13

Ya tengo aburridos a mis amigos de contar las mismas historias. Como ya no me acuerdo muy bien, cada cierto tiempo tengo que pedir que me avisen si es que estoy contando algo de nuevo. Finalmente, debo decir que me da lo mismo, y continúo. Total, lo paso bien contando las historias, y como soy también un poco mentiroso, es posible que nunca un final se parezca al anterior.
Esta introducción va entonces porque voy a hablar de una historia reciente que no me canso de contar porque me parece muy pero muy notable.
El otro día, que jugaba chile con Colombia, yo iba a ir al estadio con el gordo, que anda acá en chile. Resulta que el gordo me tenía que llamar para que nos pusiéramos de acuerdo para encontrarnos en el estadio. El asunto es que el godo perdió el teléfono y no me llamó. Encima, empezó a llover. El dilema era entonces si me iba al estadio, con lluvia, a ver si encontraba al gordo entre 12 mil personas, algo a todas luces bastante improbable. Con muchas cosas a favor para decidir no ir, finalmente pensé en que me podía arrepentir y fui nomás. Como ya he dicho muchas veces, prefiero arrepentirme de hacer algo que lamentarme por no hacerlo.
Por lógica, pensé, voy a entrar por la misma puerta del otro día, a ver si encuentro al gordo. Pero esa puerta ya estaba cerrada. Me fui a la de al lado. Cerrada también, así, corriendo a esas alturas, porque ya era tarde, me metí en la siguiente puerta. La número 13, que era la que usaba de cábala cuando iba a ver a la U de pendejo.
Entregado a esas alturas a ver el partido sólo, y rezando para que no se pusiera a llover de nuevo, subí por la escalera de la izquierda, estaba todo lleno y miro para arriba, y al primer huevón que veo es al gordo. No lo podía creer, nos abrazamos, y fue como el primer gol de la noche. Después vinieron 4 más.
Esto es no puede ser visto como algo normal, por eso lo cuento y lo cuento, porque habla de esas casualidades que no pasan desapercibidas. En ese momento para mí hubo magia, y seguirá habiendo, siempre. Es cosa de esperarla.
Otro día cuento cuando me encontré con un amigo chileno en Buenos Aires, dos veces en dos días seguidos y en lugares distintos, ambos sin previo aviso...

9/11/2008

AM

Una micro que no para, que no quiere parar.
Un camino de tierra, de polvo, de barro.
Una moledora de autos circular.
Yo adentro de uno de los autos que va a la moledora.
La moledora, sólo da vueltas, no mata.
Angustia de no poder parar.
Cojera para caminar.
La actriz.
Las hermanas del gordo y sus amigos, todos muy lindos.
Las hermanas del gordo y sus amigas, todas muy lindas.
Chofer moreno, gordo y malhumorado.
El gusto a fritura en la boca.
Milanesas mal hechas.
Día caluroso y húmedo.
Noche calurosa y húmeda.
La pobla, la miseria y el miedo.
Flores.
La gente que no se levanta.
Short, polera y pies descalzos.
Una cuerda.
Una sirena que suena bajo, pero que no para.
Mi quinta sin mi gente.
Agua.

Después de leer esto van a pensar que estoy loco. A veces yo también lo pienso. En algún minuto tuve la intención de escribir lo que veía y lo que me pasaba en mis sueños. Siempre y cuando los recuerde.
Lo de arriba es una sucesión de imágenes, todas en mi mente, que no logro conectar, de lugares a los que voy. De lugares que me parece haber estado. De lugares a los que ya he ido más de una vez. Parte de mi mundo, aquel en el que a veces tengo la suerte de poder volar.

9/01/2008

El sentido de la vida

Hace unos días fui convocado a una interesante actividad en la cual iría en la búsqueda del sentido de la vida. Así de directo.
El contexto es algo más amplio, y no era sólo para mí. Parece que no soy el único que necesita una brújula, porque en la invitación estaba toda la gente de mi trabajo, que no son pocos.
Como soy una persona que con el tiempo he aprendido a pelear hasta por las cosas más pequeñas, y sobretodo porque en este caso la actividad tenía carácter de "obligatoria", mi lado rebelde se opuso terminantemente a asistir. Por lo demás, la actividad en cuestión no era más que una charla.
Pero después de mi negativa me puse a pensar que estaba poniendo en riesgo mi propia vida, y que si no iba, tenía que buscar entonces mi propio sentido de la vida. Luego de unos instantes de reflexión profunda, decidí fabricar mi propia brújula y salir a buscar por mi cuenta el sentido tan anhelado...
Se me ocurrieron varias cosas, que claramente tienen que ver con las ideas medio torcidas que a rato pasan por mi cabeza. Algunas de ellas...
- Escribir un manual de autoayuda, no hay nada más significativo que ayudar a los demás, aunque no se me ocurre como podría hacerlo, pero sin duda que sería una experiencia, al menos, hilarante y delirante.
- Cuidar mejor mis plantas, o lo que queda de ellas. Tenía unas plantas muy lindas que con mucho cariño me regaló mi madre, pero aunque las regaba, se me empezaron a secar. Tengo la impresión de que si se te mueren las plantas, el sentido de la vida corre peligro. Ojalá no sea así, porque si no estoy condenado (puta que es complicado que no se mueran las plantas).
- Hacerme vegetariano, como que eso tiene sentido, no?
- Ir en la búsqueda de dios (sin explicaciones)
- No me acuerdo más.
Finalmente, luego de el arduo ejercicio de tener que darle sentido a mi vida, debo decir que aunque me costó lo encontré, en un lomito italiano, con ají verde. Ahí me puse feliz.
Como se que abandono mi pudor y que tengo unos pocos pero fieles lectores, los invito a que me digan que se les ocurre para encontrarle el sentido a la vida, y que me dejen comentarios. Si escribo mi manual de autoayuda los pondré en los agradecimientos.

8/22/2008

Don´t give up

Extracto de un diálogo con mi amigo Pedro Gabriel

PG: de que se trata esto?
MR: que cosa?
PG: esta visita?
MR: nada, ayer no fue un buen día.
PG: pero le ganamos a brasil.
MR: si, los pasamos por arriba, es verdad.
PG: entonces?
MR: Tienes razón. Al mal tiempo buena cara.
PG: Eso, no te rindas. Para eso estamos los amigos.
MR: Gracias. Ahora me voy al trabajo, en la bici...

8/13/2008

Pimienta

Hace poco leí una columna sobre una periodista que manifestaba su profundo amor y pasión por la pimienta. No la pimienta en polvo, ni siquiera la pimienta del molinillo, sino que en grano, entera y explosiva. Picante en la lengua y en toda la boca. Crujiente en cada mordisco.
Desde chico he tenido la suerte de que las comidas siempre han sido un elemento importante en mi vida. Mi mamá y mi papá son excelentes cocineros, y delante mío han pasado platos que se los quisieran en muchos restoranes que cobran de a 5 dígitos por plato. Por eso no me gusta mucho ir a comer afuera.
Recuerdo también con mucha, pero mucha nostalgia las cenas de Yom Kipur, con unos banquetes alucinantes, después de un día de hambre. Todo sea por empezar de cero.
Volviendo a la pimienta. Yo recuerdo cuando chico, en aquellas comidas que tenían granos enteros de pimienta que evitaba morderlos. Los saboreaba un rato y me los tragaba enteros, evitando que estallaran en la boca. A veces los dejaba al lado, apartados en los bordes del plato. Morder una pimienta era una invasión total de sabor. Porque la boca te queda en esa frecuencia nomás.
Quizás terminaré escribiendo de lo mucho que me gusta comer, de todo lo que disfruto no sólo con el sabor de la comida, sino con sus olores y sonidos, los colores, las texturas.
Y con esto de la pimienta me lamenté de no haber explorado también esa sensación que describía la mujer.
Hay un actor de apellido pimienta. No se si será su nombre artístico o real, pero de todas formas, en su apellido lleva mucho. Ser pimienta no es ser cualquier cosa.
De chico me conformaba con los peta zetas, que explotaban, pero sin picante. Ahora pienso en morder pimientas y tomar vino tinto.

7/30/2008

Ojos de pescado


He recibido algunos comentarios respecto de lo último que llevo escribiendo en este blog. Que como estoy, que que me pasa, que si estoy bien. La verdad es que remirando lo último, da para preocuparse. Pero ya basta, ayer me salieron los tres circulitos llenos en el horóscopo de la revista ya, así que ya no hay más excusas para el pesimismo.
Da lo mismo si es real o sólo parte de un discurso al cual me he acostumbrado, y que a veces, solo por una rara especie de inercia que se confabula en contra, empieza a cobrar un espacio más protagónico que lo acostumbrado. Mal que mal, me jactaba de poder controlar esto, pero no hay caso, y a veces se me arranca.
Creía que lo podía mirar desde arriba, pero ese es el problema. A veces te quedas mirando de atrás, como todo lo que se te cruza ya viene con una etiqueta, y deja de ser sorpresa que todas empiezan a tener color oscuro.
Lo dejo de lado y empiezo a mirar de nuevo, frente a unos enormes ojos de pescado. Hay unas cámaras rusas que tienen el lente como un ojo de pescado. Las fotos salen con un estilo de tipo "redondo".
Que habrá querido decir entonces el pescado que me miró a los ojos?

7/24/2008

Primer paso

Se me van los pies y la mente
No los puedo agarrar,
Pero al menos trato de contenerlos

Mis manos ya no me hacen caso,
No a mi cabeza
Ahora se dejan llevar por mis oídos

La nariz se manda sola,
Sigue las pistas que se le aparecen
Sin mucha guía ni ideas claras

Me contento con guardar un espacio
poder tener al menos un rato
para tocar y oler
para mirar y para tenerte

7/17/2008

Mareo

Veo con escepticismo los rayos de sol que se cuelan por la ventana. Hoy no esperaba ver el sol, debo decir (Iván Torres me engañó!). Tampoco esperaba decir algo ni menos tener algo que decir. Pero sin saber bien como me siento a escribir, pienso que me está constando cada vez más, aunque no podría ser tan caradura de hablar de lo absurdo del bloqueo creativo, como una excusa para la falta de ganas y la ausencia de talento.
Es más bien una suma de todas las cosas, que al verme por delante de lo que antes perseguía, ahora me tira para atrás, como para que retome el lugar que me corresponde. Parece que mi psicóloga estaría contenta, porque ahora tendría otra pelada de cable más para contarle, ya que las anteriores duraron muy poco.
No es broma, ahora siento que llegando a tener lo que en algún momento deseaba, se me complicó aún más el panorama, en una desesperada forma de volver a la inseguridad y a la sensación de que las cosas pasan de largo por arriba mío y no las logro agarrar. Por suerte aún guardo algunos consejos, que no recuerdo si son propios o ajenos, que me dicen que me siente tranquilo, que igual todo se puede disfrutar. Que en estos momentos todo es mejor que antes. Que los desafíos están para pesarlos una y mil veces, y que quizás no vale la pena alcanzarlos, sino correrlos un poco más allá del camino imaginario. Algunos permanecen, y otros son simplemente los mismos, que van y vuelven.
Al final quedó claro, prefiero seguir desde atrás, o al menos desde el costado, porque adelante me marea...

7/01/2008

Amargo

Es mucha ya la espera, propia.
Esperaba que de un momento a otro llegara una bocanada de aire limpio que me permitiera pararme nuevamente frente mi propia realidad. Es la misma espera que me tuvo paralizado, por años, siglos quizás.
La misma que un día quise desoír, apoyado con otras manos, es verdad, porque así el temblor no me mueve tanto.
Es raro sentir ahora, que se supone que tengo la cabeza más clara (o al menos me trato de convencer que es así, si se puede ser así).
Sentir que de nuevo me dejo atacar, o que abro puertas que suponía cerradas.
Al final todo es parte de la misma historia, sólo que no siempre la veo completa. Las puertas son las mismas, abiertas o cerradas. El protagonista sigo siendo yo, aunque a veces quiera llamar a un doble que me reemplace (no sería malo).
Lamentablemente no se puede. Me gustaría a veces poder volver a escribir algunas partes, borrar otras también, cambiar el círculo por una línea, así se vería más claro. Pero al final, lo que vale son las vueltas, los quiebres, las paradas y las subidas.
El punto es perder el miedo y controlar las ansias. O mejor dicho, vivir el miedo, con sus altos y bajos. Subirse al carro y frenar menos. Frenar sirve, pero a veces duele. Tarda uno en darse cuenta que la amargura guarda también un lado dulce.

6/20/2008

1, 2, 3...

Que es la espera sino la proyección de un momento, el dibujo de una cara y de una sonrisa, la otra mitad de la historia, la parte vacía que cuesta llenar.
La parte que nunca se llena, por más que sigamos avanzando, la llegada se corre todavía más.
Miento.
A veces la espera es también la llegada. Es más que un momento, no es pérdida. No se por qué escribo, y tampoco sé si espero. Menos se entonces qué estoy esperando.
Sin dramatismos, sin ataduras, me siento en la puerta de mi casa a ver pasar los autos. Esperando? No se.
Cuantas semanas tiene un día, y cuantos años tiene un mes? Me robo la pregunta, pero me invento la respuesta. Dale tiempo al tiempo, o sigamos en la recursividad de seguir esperando por esperar.

5/13/2008

Morir

El impacto de la vida es algo que todavía no lo tengo claro. No es verdad que sólo se viva una vez, tampoco que sólo se reserve hora en el final para la muerte.
Esto lo digo porque me ha pasado.
He muerto muchas veces, y he vivido otras tantas. No se cuantas eran porque ya perdí la cuenta.
Recuerdo hace poco haber muerto a causa de un par de ojos. Bueno, en realidad no fueron los ojos los que me mataron, sino que fue el puñal dulce y suave de una mirada.
Morí de amor frente a una ventana que me separaba de mi antes y mi después.
Morí de impotencia al sentir que se me apagaba una vela, que finalmente no se quiso apagar, por suerte.
Morí de tristeza por la distancia, por el amor, por el miedo al olvido.
Morí de alegría un día de diciembre, con un escudo pegado en la piel que me está esperando.
He muerto más veces, pero ya no me acuerdo como.

5/07/2008

Vacío

Tengo la extraña sensación de que debo llenar algunos vacíos que me van quedando. La sensación es extraña porque toda la vida he ido dejando espacios abiertos, algunos por llenar y otros que vacíos fue que nacieron, y así aprendieron a quedarse y a ganar algún lugar en el viaje.
Para variar, creo que el sentido no está puesto en cuanto me demore o de que manera pueda llenar estos espacios. Vacío o lleno es parte de una misma cosa, es más, a veces me siento más tranquilo cuando viajo al vacío, cuando caigo sin saber donde va a estar el final.
Pero en mi ilusión de querer controlar algo tan volátil como la propia vida me hace dedicar tiempo, ideas y angustias al deseo omnipresente de que acá falta algo. Ausencias siempre van a haber, pero no queda otra de que si las quiero de vuelta, las traigo en mi cabeza, en los sueños, en la música, lugares.
No me queda otra. No alcanzo a atormentarme, pero la pelea la doy siempre, por más que sepa que el motivo no tiene muchas vueltas, por más que sepa que soy yo mismo el que dejo los vacíos para después tener que pensar en que hago para llenarlos, y después de todo, darme por vencido y sentarme a ver esta pseudo obra raramentaleinútil.
Vacío o lleno, es parte de lo mismo. Presencia o ausencia puede que también. Hoy se fue Luciano y no me da lo mismo. En este caso prefiero la presencia

4/01/2008

Residencia

Mis eternas manías de andar buscando bandas de sonido para los momentos en los que me da por pensar en lo que me rodea encuentra ahora sólo los estallidos de algunos fuegos artificiales, que tiene por autores a algunos colgados que vienen celebrando los 100 años de San Lorenzo desde hace una semana. San Lorenzo, no el santo, sino el club de fútbol, al que ubico apenas un escalón debajo de mi viejo y eterno querido Lanús.
Los aires me han vuelto a depositar en Buenos Aires, y cada vuelta es una nueva necesidad de pensar que es todo esto para mí.
Los tiempos, por más que los quiera dejar en stand by tienen esa maldita manía de avanzar sin ningún tipo de consideración, ni siquiera de la más piadosa que se le pueda pedir. Sólo un rato, para poder disfrutar sin las culpas y sin las presiones de que todo lo que me invade de este lugar sigue siendo parte de un paréntesis que se me acaba, que se que volverá, pero inevitablemente a cuenta gotas, dejando siempre lágrimas encerradas y confusas detrás de todo.
Ahora es distinto, siempre es distinto, aunque empecinado quiera seguir pensando que para mí Buenos Aires no es turismo, a veces me siento extraño, aunque camino por la calle con el aire y con la idea de que sigo siendo de acá.
No voy a dejar de serlo, pero la verdad es que no me resulta, o no me lo creo. O me lo cuestiono y sigo pensando boludeces.
Lo único es que por cada viaje siempre hay cosas nuevas. Nuevas personas que voy conociendo, nuevos amigos que voy sumando. Lugares a los que todavía no voy. Lugares a los que voy siempre. Viejos que están iguales. Familia que está más vieja. Emociones que no me dan mucha tregua. Gargantas rojas y abrazos apretados.
Los espacios donde surgen las dudas serán siempre mis lugares favoritos, no podría explicar bien por qué. Sólo que los alimento, los hago crecer, hacerse grandes. Tal como toda esta historia, donde termino siendo yo un protagonista sin guión, sin ruta, pero que vuelve siempre al mismo lugar que lo vio nacer.

3/17/2008

Adentro

Abrir la puerta sólo para mirar, no para salir.
Las ventanas también abiertas, pero sólo para respirar, no para mirar.
Afuera a veces hace frío

Los zapatos tampoco son para caminar. Son para calentar los pies.
Porque ahora no me quiero mover.

Podría salir por la ventana, nadie ha dicho que no.
Quizás es más difícil, pero levantar las piernas hace bien.
Pero ahora no me quiero mover.

Antes acostumbraba a mirar siempre para afuera.
Ahora miro para adentro también.

3/10/2008

Mora De Gregorio

El sábado nació Mora.
Mora es mi ahijada, aunque los padres aún no lo saben.
Mora es hija de Hernán y Vicki.
Hernán es mi hermano, no de los que llevan tu misma sangre, sino de los que se te quedan pegados a la piel después de tanto quererlos.
Hoy me enteré.
Hoy es uno de los días más felices que pueda imaginar.
Ahora cuento los días, las horas y los minutos hasta llegar al 25 de marzo, día en que la voy a conocer.
Ya tengo el tequila, faltan las copas y los comensales.
Esta chica, encima, nació en el día de la mujer. Que no quepa duda de que lleva sangre bien roja en las venas.
No tengo más palabras, al igual que el padre, que quedó sin habla hasta previo aviso. Eso escribió, en sus últimas palabras antes de morir de amor.
Yo también me morí.

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Me llegaron las fotos. Mora es un bombón de chocolate...

2/19/2008

Letra y Música




Anoche ví una película. En realidad, la terminé de ver, porque como ha sido costumbre en el último tiempo, me demoro como tres tandas en ver una película. Estas tres tandas pueden transcurrir en períodos de tiempo muy distintos. Puede ser un mes, tres días, una semana o un mismo día, pero a pedazos. Comentarios aparte respecto del método, que no es el ideal, pero que tiene altas dosis de funcionalidad en estas èpocas de cabezas dispersas.
Voy con la película mejor. Once se llama, es en Irlanda, y es sobre un guitarrista que conoce a una pianista. Juntos hacen una música muy bella que es la que no me permite otra cosa que repetir y repetir los temas en el winamp.
Parece que la descripción de la película queda corta con tan pocos datos. Creo que hasta ahora es el musical que más me ha gustado, aunque ésta debiera entrar a la fuerza en esta categoría. Es un musical sin duda porque el corazón de la peli son sus canciones. Todo pasa alrededor de las canciones, son las que cuentan las historias, las que tratan de llenar los huecos, las que dejan entrar. Las que sacan las sonrisas, las que emocionan.
El tipo, toca la guitarra en la calle, en Dublin, que dicho sea de paso, se ve muy bonito. En las tardes trabaja con su papá en un negocio de reparación de aspiradoras (vaccum cleaner, me gusta como suena). La tipa, es una inmigrante checa, que vende flores en la calle, y que pide permiso en una tienda de pianos para poder tocar (I can´t afford it, le dice al tipo cuando le pregunta porque no tiene piano). Lo del tipo y la tipa no es antojadizo, en la peli nunca dicen sus nombres. Y en los títulos son Guy y Girl.
A él lo dejaron, y su chica se fue a Londres. El esposo de ella, papá de su hija, está en República Checa. Ambos desencontrados en sus mundos entran en uno nuevo.
No sería una locura decir que este es el mejor musical que he visto. Musical distinto eso sí, con otras claves, con canciones potentes. Algunos excesos, pero tolerables. La historia se cuenta en las canciones. Se hace difícil poder contar la vida de una persona a través de canciones. Las canciones pueden mostrar un lado que no se ve cuando se conversa, cuando se camina, cuando se sientan a esperar la micro.
El mundo de ellos es bastante más desordenado, más sucio, menos belleza que lo que cantan. Canciones de amor, de lejanía, de esperanzas que se mantienen aún sin anclas.
No voy a contar que pasa entre ellos, para qué, lo que importa es escuchar al fin y al cabo. La historia que lo rodea es casi perfecta. A mí, al menos, me dieron ganas de estar ahí, aunque sea pidiéndole al gordo del bajo que me lo prestara un rato...
Dejo unos temas, vale la pena un rato para escuchar.



music player
I made this music player at MyFlashFetish.com.

2/04/2008

Normal

Tengo pocas cosas entre mis manos, y debo decir que muchas veces me cuesta también poder sostenerlas. Es un esfuerzo sobrehumano, que no deja descanso y que menos me da tiempo para poder pensar en otras cosas.
Tengo pocas cosas porque algunas ya se me fueron. Antes luchaba contra el tiempo para tratar de volver a agarrarlas, pero al final, entendí que hay que dejarlas ir. Así, tal cual. Prefiero invertir en las que me van quedando, o en otras que podrán llegar, haciendo caso omiso a la experiencia y a las malas artes.
Porque eso sin duda que no lo puedo negar. Tengo una inagotable capacidad de creer que por estas fugas sin nombre y sin memoria se va escapando también un pedazo de mi vida, que no quiere dejar de mirar atrás.
Por suerte he aprendido también que no siempre tengo que creer en mis ideas, que muchas de esas son resultado de una tremenda capacidad de construir edificios sobre la arena, vacía, liviana, volátil y dispersa.
De lo que me he ido guardando (que no es poco, en verdad exagero a veces) creo que lo puedo entender mejor. Lo puedo disfrutar más, me doy licencias que en otros tiempos eran inconcebibles. Los guiños de los demonios nunca paran, eso es una realidad, pero la diferencia es que ahora son mis amigos.
Todas estas cosas que pienso me hacen sentir extraño, me dan el reflejo de otra persona, distinta. A veces cansa sentirse raro de tan normal y simple. O será que mi percepción de normalidad es otra cosa, que ni siquiera conozco.
No soy normal, aunque me engañe al pensarlo.
No entiendo los chistes más simples. No puedo dejar de pensar en lo que me rodea. No puedo hacer todo lo que pienso. Tengo una relación lejana con los vicios. Me aburro con facilidad en lugares donde al parecer todos lo pasan bien. Hablo sin pensar. A veces tampoco puedo decir lo que pienso, pero lo sigo pensando. Pienso sin hablar. Lloro poco, casi nada. Me freno todo el tiempo. Soy mi peor enemigo casi siempre, aunque he aprendido a dar la pelea.
En resumen, prefiero seguir soltando cosas. Quizás lleguen nuevas ideas, algunas de las que sí puedo hablar, que salen solas. Que no las freno.
Total, lo que va quedando atrás es lo que me trajo hasta acá. Puede que me haga el indiferente, pero al fin y al cabo son mis huellas.

1/23/2008

Polvo



A veces el lugar acompaña una suerte de proliferación de ideas aleatorias, sin mucho rumbo ni menos intenciones. El aire es más pesado, mejor dicho, es más presente, más activo, más irrespetuoso. Toca la puerta, se sienta y se queda. No importa que nadie lo invite.
Los efectos del lugar siempre serán una incógnita, pero claramente uno se relaciona de diferentes maneras con su ambiente. Por mí, prefiero este aire así, con humedad, más pesado. Estoy en Arica, o al menos, estuve allá hace unos días, pero mi mente me lleva de nuevo.
No es una ciudad bella, para nada. Esperaba algo distinto. Los cerros se caen encima, pero no traen mucho para entregar.
Lo mejor que tiene Arica, y acá me tendrán que disculpar los nacionalistas, es que está al lado de Tacna. Esto por varias razones, pero si digo que en tacna hay Malta Cusqueña, creo que eso ya vale para que no me maten por decir esto.
En un viaje de trabajo, en un par de horas libres que me quedaron, me escapé en un taxi con Candonga, conducido por el hermano de Titan Do Nascimento, en un auto igual al que salía en la foto del clinic (se te extraña Don Titán...)
Salida a la ruta, el motor rugiendo, o más bien, tosiendo, el apetito ya se empieza a abrir, pensando en la posibilidad de poder volver a soborear una malta cusqueña...
Me gusta el desierto, siempre me ha parecido intrigante la inmensidad con la que se muestra, la tremenda calma que tiene, pero también, la fuerza que muestra, sólo con su presencia.
Llegamos con poco tiempo, así que había que buscar pronto el lugar de los hechos. Nos recomendaron en uno, pero llegamos y estaba cerrado, así que partimos a buscar otro por ahí. Llegamos a un restaurant llamado Mochica, en Bolognesi, la carta tenía fotos, por lo que se sobreentiende que ahí nos quedamos. Sentir nuevamente el sabor de la malta me transportó en el tiempo, que placer más grande, y más grandes aún los recuerdos de Cusco.
El cebiche estaba de película, la jalea también. El pulpo ni hablar (una mención aparte, que manera de quedarles bien el pulpo a los peruanos, a mí me queda como chicle...). Candonga pidió una sopa de mariscos increíble también. Fue un gran banquete, un placer total perdido al medio del desierto. Terminamos de comer, dimos una vuelta y en ruta nuevamente, así de rápido todo, todavía con el sabor de la comida encima. Candonga, de hecho, se fue chupando los dedos en el camino...



El chofer de la vuelta era de otro estilo. El auto también, era más nuevecito y tenía radio con cd. El amigo iba escuchando Grupo 5. No sólo escuchaba, se pegaba sus bailes y percusiones. Un gran hallazgo, otro más de este viaje...



La tierra sabe a polvo, cebiche y humedad...

Pequeñas disquisiciones Lafforetianas

En el 2007 hice varios nuevos amigos. Eso por sí solo es algo muy bueno, uno se va acostumbrando a que con el tiempo, empieza a perder amigos (o a distanciarse de ellos mejor dicho) más que a ganarlos. A afianzar amistades. Lo mejor es hacer amigos nuevos. Descubrir en otros las pasiones y las locuras que mueven a la gente.
Me detengo acá en uno en particular, no porque sea mejor o peor que los demás, sino porque se me apareció en un sueño. Y la verdad es que el sueño me plantea dilemas que también han sido parte de nuestras conversaciones, que si de algo se puede estar seguro, es que no tienen destino conocido.
Estaba con Rodrigo en Brasil. Sin plata, cansado, con sueño, con calor y con mucho por delante. Y acá es donde se abre el naipe. La distancia que teníamos que recorrer era muy grande. Para llegar a un lugar que no sabíamos que era, pero que teníamos la certeza que era nuestro destino, al menos por ese momento. El camino era en blanco y negro, lleno de gente en blanco y negro. Lleno de puestos y carritos, era como las calles del saara en rio, pero mucho más largas, y al final se veía que estaba el mar. El calor estaba terrible, y caminar ya se hacía muy pesado.
Paramos en un puesto, era de dibujos. Nos detuvimos primero a ver unos dibujos en tinta china, blanco y negro. Los dibujos eran de vías de trenes, eran tramas de durmientes, en formas regulares, con trazos idénticos, pero de una belleza sublime. Nos deteníamos en este lugar por un buen rato. No teníamos plata para comprar nada, pero lo curioso es que el carro estaba solo, no había nadie a quién preguntarle por los dibujos, o por último, pedirle que me regalara uno. Después venían los de los trenes. Trenes viejos, de esos de metal bien negro. Ese tenía que ser nuestro transporte, al menos dentro de nuestras mentes.
Los trenes nos empujaron a caminar, ahora las cosas eran en colores, y el verde y la luz hacían que se sintiera más fresco. Nunca llegamos al mar. Creo que ahí me desperté.

1/18/2008

Verde con gris (o era plateado)

Sueño extraño. Una tónica que venía en una lata gris con verde olivo. Que al parecer provocaba sensaciones muy especiales en quienes la tomaban. El trago tenía un nombre con dos palabras. Ya no lo recuerdo. Me imagino que se acercaba a algo parecido a un vodka tónica. Era muy difícil de conseguir, al menos eso se percibía. Los dos envases eran muy parecido. Verde con gris, o plateado. Estos sueños me están dejando cada vez más loco. Las vivencias son muy reales, las personas también. Dos latas se unían y formaban la bebida. Verde y plata.

1/08/2008

Dos caras


Nunca he logrado entender del todo por qué la gente quiere tanto a Lennon en lugar de a McCartney. Y ahí surge la duda. Que chucha hizo el pobre de Paul para tener que vivir durante el resto de su vida con el mote de Beatle Nerd contra el ultra cool de Lennon. Acá no es que me quiera poner la camiseta por ninguno de los dos, porque la verdad de las cosas, para mí, son los dos unos genios.
Sin duda que la trágica muerte de Lennon lo sitúa en un lugar diferente. Quizás si se moría de un paro cardíaco nada de esto sería lo mismo. El pobre de Paul debe haber pensado esto varias veces en su vida. Justo la mala suerte de que a Lennon lo maten de esa forma, y junto con eso, le colgaron automáticamente a McCartney el cartel secundario. Es difícil ponerse a esa altura. Quizás le dio por pensar en algún suicidio tormentoso. En realidad no creo.
Todo esto sin considerar la música. Paul ha hecho muy buenos discos, incluido el último, pero no hay caso. No agarran vuelo, no van más allá de un pop bien sueltito. Lindas voces y algunas melodías agradables, pero la sombra te pesa Paul, en tu música se ve que sientes que nunca serás Lennon.
Estúpidas reflexiones para ponerse a pensar en todo lo que nos rodea, en todos los ladrillos que a diario vamos echando en la mochila simplemente para no perder la costumbre de llevar más peso en la espalda. Siempre más, total, de esa forma, va a ser más fácil culpar a alguien de la demora.
A mí me pasa eso, a veces. No logro poner bien el peso y se me va todo a la mierda. No se rata de volver a empezar, sino de saber poner las cosas de nuevo. El equilibrio es mejor.
Y bueno, como para retomar la línea y darle un mejor aspecto a todo esto, debo decir que por más que mucha gente se empeñe en demostrar lo distintos que eran estos dos tipos, incluidos ellos mismos en varias peleas, cuando se juntaban no había otra cosa que pura magia. Como las pequeñas sociedades que hablaba el Flaco Menotti, con un par de miradas todo estaba resuelto. No tengo como subirlo ahora, pero en el disco que se lanzó para los nosecuantos años de Let it be, en el disco 2, el de las rarezas (hablan hasta de hacer una tocata sobre el nilo, en un barco) hay un tema que se llama because i love you so, donde improvisan juntos. Lo escuché la primera vez y me quedé helado. Será porque me gustan total e irracionalmente los Beatles, pero ahí me dí cuenta de varias cosas. Quizás no se tragaban mucho, pero uno al lado del otro era como completar la parte faltante. Sin dudas ni desconfianzas. Todo lo demás queda en otro plano. Voy a tratar de conseguir este tema para subirlo.

1/04/2008

Más fuego

2008

El fin de año me atrapó desde una ventana. Me agarró, en medio de una lluvia de explosiones y emociones. Quisiera poder explicar mejor todo esto, pero no resulta fácil.
Como puse en el post anterior, a mí me gusta el cambio de año, me gusta poder volver a empezar, me gusta la carga simbólica que tiene el avance en el tiempo, pero con el calendario en la mano, como una forma imposible de no ser observada.
El tiempo avanza de múltiples formas, algunas más lentas que otras. El calendario avanza a su propio ritmo siempre, o acaso nadie ha sentido el paso del tiempo con sus caprichos, a veces más rápido, a veces una eternidad en apenas un par de minutos, que parecieran no avanzar jamás. Pero al final del día, siempre hay un nuevo número, siempre uno que pasó y que va quedando atrás. Puede volver, siempre, en forma de recuerdo...
Ahora el año termina en 8. Recuerdo bien los años terminados en 8, porque mi cumpleaños también es el 8, y siempre me ha gustado pensar que son años especiales.
El ´88 lo pasé en Pichidangui, cumplía 11 años. Me regalaron una caña de pescar, un par de paletas y tres cajas de bombones, una de las cuales se las comieron al momento de haber sido regaladas. Mi viejo hizo un asado en la casa de mis tías, cuando todavía eran cuatro casas en el terreno (ahora son tres, mi tío la vendió). Lo pasé muy bien, era mi segundo veraneo en Pichidangui, el año en que mi abuela le regaló la casa a mi vieja. Veníamos desde Argentina a pasar todo enero acá. Ese año vinimos en avión, lo cual fue también una gran experiencia. Un par de años después, este país al que venía de vacaciones, pasaría a ser mi lugar, hasta ahora.
El ´98 en la casa de La Reina, fue muchísima gente, no recuerdo los regalos, pero estaban Luciano, Hernán y Diego, mis amigos de Argentina. Ese es un regalo más que suficiente. Estuvimos bailando hasta el amanecer, hasta quedarnos dormidos. Nos bañamos en la piscina, y seguimos bailando. Esos veranos en la casa de La Reina eran memorables. Diego tiene ese cumpleaños filmado, hay fotos también. El video es felliniano. Termina con el camarógrafo (la camarógrafa parece, creo que era Luciana) en el suelo, filmando a los dormidos en el living, y acto seguido, empieza a caer, hasta dormirse también, con la cámara encendida.
Ahora son 31 años, y veremos que pasa con el 8 en esta ocasión.
En esta ocasión, el regalo lo dejo yo, en forma de video... no es el de aquellas vez, pero tiene magia por montones también.