10/21/2010

Realidad

Y más aún, guardando las distancias. No se si debería escribir en inglés, todavía sigo pensando en castellano, no lo puedo evitar.
Llevo ya un mes fuera de Chile, siendo entonces oficialmente la mayor cantidad de tiempo que he estado en otro país. En el ranking ahora está primero Chile, segundo Argentina y tercero Inglaterra. En el ranking temporal, no se si en el emocional.
Esto de vivir en el primer mundo es toda una experiencia. Aunque lo tercermundista se lleva en el alma, no hay con que darle a eso.
Extraño muchas cosas, pero sobre todo a la familia y a los amigos. Estoy mal acostumbrado parece. En segundo lugar, diría que me han hecho mucha falta los asados. Ríanse nomás, pero es la pura verdad.
Mi mente no me da mucho para grandes análisis, pienso más bien en como la distancia va cobrando una forma mucho más real de lo que uno cree. Sin darse cuenta uno se empieza a alejar de todo lo que antes formaba parte de la vida diaria, de la realidad donde uno vive, de las torpezas con las que uno reacciona frente a lo que se cruza de manera inesperada.
Chile poco a poco pasa a ser más una palabra que un lugar. Una experiencia que una realidad. Un discurso que una imposición.
Gracias a los mineros que todo el mundo sabe que Chile existe. No exactamente en que lugar del mundo, pero que al menos es un país que logró algo insólito. Me he tenido que bancar a mucha gente que se asombra y se alegra mas que uno por todo esto, y que sin duda están mucho más informados también.
Cómo les explico que me da asco lo que pasó con los mineros. Que la imagen que trata de proyectar el presidente en gira por Europa, de un país que ya superó sus problemas no es más que una épica diseñada entre 4 cabezas para estirar al máximo este veranito y seguir sacandole provecho. Andar repartiendo piedras es de una bajeza moral e intelectual indescriptible.
Como les digo que hace 7 meses que hubo un terremoto terrible, y que esa gente pasó el invierno no solo con frío, sino que además con el dolor de haber sido olvidados. Como les digo que en Chile una persona puede morir en una sala de un hospital, sólo porque no puede pagar atención privada. Que las empresas se llenan de plata gracias a pagar sueldos de hambre a sus trabajadores. Que los dueños de la San José estan cagados de risa, con plata y sin hambre.
Quizás soy un poco duro, pero para mi Chile son mis amigos, los paisajes, Pichidangui. No mucho más. Por más que busco, no encuentro mucho más.
De todas formas vuelvo, no hay que abusar tampoco.