8/30/2006

Mis amigos

Muchas veces, en instantes de profunda y melancólica soledad, suelo pensar en que me gustaría tener más amigos, o al menos, más gente alrededor, con la cual compartir esos momentos. Aparecen, van y vienen ideas y ocurrencias respecto de las personas, los lugares de donde podría provenir este nuevo contingente. La cabeza vuela sin parar, pasando por delante de todo tipo de ideas y situaciones, hasta de los menús para cocinar al invitarlos, los lugares donde ir, los temas para conversar y un sinfín de cosas.

Resultado. Misma sensación de profunda soledad. Diferencias. Que soy muy afortunado. Por qué. Porque tengo muy buenos amigos, porque tengo en la mente momentos que a esta altura son eternos, porque veo en ellos lo mucho que me quieren, y en eso también veo el reflejo del cariño que doy.

En definitiva, los lazos de amistad que uno va construyendo no son más que la propia proyección de la historia que nos define. Muchos se han perdido en el camino, algunos por situaciones puntuales, otros sin mayores justificaciones que la distancia que agranda los silencios y va apagando de a poco los sentimientos, hasta dejarlos en recuerdos de lo que fue. Con el tiempo la compañía se va haciendo a veces instrumental. Uno tiene amigos por muchos motivos, pero en el aire se va alzando una pared que impide cruzar la línea que separa a esos amigos de aquellos que entran al corazón. Por muchos motivos, uno más se defiende que lo que se abre. Al final somos todos bilardistas (que manera de ser efectivas las metáforas futboleras).

He tenido la suerte de cruzar esa línea varias veces, y de haber recorridos largos caminos junto a mis amigos. Haber vivido los encuentros y los desencuentros. Haber perdido tiempo por razones que ya ni me acuerdo, pero que al final es un poroto al lado del tiempo ganado.

Punto aparte por el esfuerzo que sognifica también ser papá y tratar de ser amigo. Creo que en eso algo he avanzado, un poco al estilo de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, con altas dosis de mezclas un poco esquizoides de personalidad, pero con momentos de gozo pleno y poderoso.

Escribo esto porque a pesar de que mis grandes amigos no están cerca, en ellos veo la historia que hablaba antes. La veo hacia atrás (cada vez más, no en vano voy para los 30), pero también hacia adelante, sin presiones ni necesidades absurdas de cercanía, sino más bien como el resultado de la vida, y como la realidad que acoge, en su lado más benigno y placentero.

Volviendo a la soledad, no es más que un paréntesis necesario, a veces prolongado, pero que acentúa con fuerza esos sentimientos. No reniego de que preferiría tenerlos a todos al lado todo el tiempo, pero si la amistad es lo que es, si es tan fuerte, es también por eso.

Bueno, es todo. Un pequeño reconocimiento.



8/22/2006

Camino

En estos días me ha costado mucho mirar las cosas que han pasado. La memoria sigue fresca y las heridas están muy lejos de cerrarse. El desafío se vuelve a armar a cada rato y las consecuencias aún no se dejan ver con claridad. Eso va a ser así, no va a cambiar. Entonces, no queda más que poner los puntos donde corresponden y marcar el rumbo.

Difícil es comprender, pero a falta de certezas (quien puede hablar de ellas) tenemos nuestros propios dilemas, nuestras verdades y mentiras, y en el fondo, la mezcla de todo eso es lo que somos. No hay que dejarse llevar, porque las cartas ya están jugadas, y las miradas lo dicen todo. A veces con más vueltas que las aconsejables, con más dolor y menos suerte.

Al fondo se abre el camino. Es cosa de querer ver.

8/17/2006

Off

Increíbles son los momentos en que te dejan sin hablar, de tanto que pesa el alma.
Movidos, vacíos y eternos.

Los últimos días han estado llenos de sucesos que llevan a pensar en un montón de cosas. En el amor omnipresente. En el odio de vivir. En la deriva de la duda. En las caretas de cartón. En el peso de la conciencia. En la traición de la mentira y de la verdad. En el riesgo de mirar a los ojos. En la confianza inasible. En la maldad de las palabras. En la piedad que destruye.

Necesito energías para poder zafar de esta. Necesito hablar con los que me llegan al corazón y darme cuenta de que madera están hechos los demás, aunque duela. Aunque significa borrar un puñado de años en vano.

¿Será aprendizaje? Frase mía de cabecera, que las cosas pasan para aprender, que te ponen dificultades para que demuestres que las sabes sortear. Se me fue a la mierda la imagen. Esto desborda cualquier interpretación o figura que se pretenda hacer con lo que realmente pasa.

Esta historia es una mierda, y todos los actores también.

Momento de empezar de nuevo. Momento de dejar atrás lo obscuro. Apretar las manos para ver hacia donde ir, con los ojos cerrados y los oídos vacíos.

Creo que esta puede ser la mejor respuesta, para dejar claro que este es el final de la historia. Para dejar más claro aún que no quiero escuchar nada más. Para que todos se pongan un espejo por delante y construyan a partir de sus propias vidas. La mía dejenla en paz. Ya tengo suficiente para tener que contener aún más. Ya me ha tocado pasar por muchas cosas, y creo que a pesar de todo lo he llevado, pero le pongo fin a todo esto. Cada uno en su cueva y con sus propios demonios. Yo con los míos me quedo tranquilo.

Esta es una nueva etapa. Distinta. Sin ataduras del pasado y en la cual la correré solo. Les pido respeto y distancia. Este viaje lo voy a hacer solo. Quedémonos mejor con los buenos momentos.

8/03/2006

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Las ganas que nunca faltan me han impulsado a poner unas líneas por adelantado, a la memoria de la que somos parte, algunos más, otros menos.

Lejos de cualquier proselitismo o panfleto, debo decir que estos días han sido extraños, desde que se supo que Fidel está complicado. Después de tantos rumores sobre sus enfermedades, muertes, sacrificios y demases, el amigo tiene más vidas que todos los gatos juntos. Notable está Galeano en el libro de fútbol, que en cada nueva década hace su reseña de lo que ha pasado, y desde el 60 hasta la actualidad "fuentes muy confiables de La Habana anuncian que el gobierno de Castro está por caer..." dulces ironías para ver lo que nos toca ahora.

El punto es que me ha dado pena, y no tiene que ver con levantar banderas, sino con algo bastante más simple y humano. Con el tiempo a Fidel se lo termina queriendo. Aunque en algunos momentos de mi tierna juventud abracé sus ideales, patria o muerte y hasta la victoria siempre, el tiempo me ha distanciado y ya no es lo mismo. Quedan cosas, valores y convicciones, pero no los fundamentalismos. En fin. No se trata de esto.

Ahora, que el barba (como dice Diego) está mal, asoman un montón de personas, que incluso desde veredas políticas contrarias, han comenzado a sentir esta incipiente pérdida, levantando todo tipo de anécdotas, que en el fondo, lo único que han hecho es dejar claro que por sobre todas las cosas, Fidel es un gran tipo. Tiene cosas malas, como todos, pero es jugado y va a muerte con sus ideales, y en este mundo, eso es más que suficiente. Quedarán sus historias, sus discursos, sus lealtades y de las otras.

Todo esto ha removido recuerdos viejos, de aquellas muertes que me han marcado, que piantan lágrimas. Recuerdo ahora a Piazzolla, cuando llegaba a Buenos Aires en las últimas, a morir allá. A Soriano, en un verano de calor y su muerte injusta y temprana. A los BVSC, que se fueron todos juntos, de a poco, a seguir guarachando más allá. A Harrison. A Nina. A Luca, cuando recién lo empezaba a querer. Se me olvidan varios, seguro, la memoria ya los traerá de nuevo.

Todos ellos me dejaron algo y su retirada marca momentos a fuego.

Sin duda con Fidel es lo mismo, o más, quien sabe. Lo voy a extrañar cuando no esté. Espero que aguante un ratito más, para conocer Cuba antes de que le impongan que hacer, y porque no hay otros que lo puedan reemplazar (ni hablar de Chávez, ya se lo quisiera, pero la falta tanto....). Es todo.