8/17/2006

Off

Increíbles son los momentos en que te dejan sin hablar, de tanto que pesa el alma.
Movidos, vacíos y eternos.

Los últimos días han estado llenos de sucesos que llevan a pensar en un montón de cosas. En el amor omnipresente. En el odio de vivir. En la deriva de la duda. En las caretas de cartón. En el peso de la conciencia. En la traición de la mentira y de la verdad. En el riesgo de mirar a los ojos. En la confianza inasible. En la maldad de las palabras. En la piedad que destruye.

Necesito energías para poder zafar de esta. Necesito hablar con los que me llegan al corazón y darme cuenta de que madera están hechos los demás, aunque duela. Aunque significa borrar un puñado de años en vano.

¿Será aprendizaje? Frase mía de cabecera, que las cosas pasan para aprender, que te ponen dificultades para que demuestres que las sabes sortear. Se me fue a la mierda la imagen. Esto desborda cualquier interpretación o figura que se pretenda hacer con lo que realmente pasa.

Esta historia es una mierda, y todos los actores también.

Momento de empezar de nuevo. Momento de dejar atrás lo obscuro. Apretar las manos para ver hacia donde ir, con los ojos cerrados y los oídos vacíos.

Creo que esta puede ser la mejor respuesta, para dejar claro que este es el final de la historia. Para dejar más claro aún que no quiero escuchar nada más. Para que todos se pongan un espejo por delante y construyan a partir de sus propias vidas. La mía dejenla en paz. Ya tengo suficiente para tener que contener aún más. Ya me ha tocado pasar por muchas cosas, y creo que a pesar de todo lo he llevado, pero le pongo fin a todo esto. Cada uno en su cueva y con sus propios demonios. Yo con los míos me quedo tranquilo.

Esta es una nueva etapa. Distinta. Sin ataduras del pasado y en la cual la correré solo. Les pido respeto y distancia. Este viaje lo voy a hacer solo. Quedémonos mejor con los buenos momentos.

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