11/20/2007

Aviones y motos - Reign over me


El tema de las torres gemelas da para mucho. era lógico que vendría un andanada de películas sobre el tema, con distintos enfoques, pero en general, la historia eran los aviones, el desastre, los buenos y los malos (aunque todavía no se bien quienes son unos y otros). Salvo un par de excepciones, eran películas desechables (en el primer lugar acá está la de Stone, que bodriazo).
El otro día ví una de éstas, pero en este caso, de las buenas. Acá no hay aviones, con suerte hay un scooter que se roba la película. Acá la historia no es el accidente, sino que el accidente es la vida de una persona, que pierde a su familia en el choque.
Me imagino que de éstas historias podrían ser miles, lo que pasó con todos los que perdieron a alguien, las tramas que tomaron sus vidas, las curvas peligrosas. Los nuevos inicios y los finales anticipados.
Acá aparece Adam Sandler, en el centro de la tormenta que le dejó este episodio. Una tormenta que ciertamente está dentro de su cabeza, y que de tanto buscar por donde salir se olvidó de abrir la puerta. Ya he tenido palabras de elogio para Sandler en este blog, y acá las reafirmo. El tipo es muy buen actor, sin dudas. Que se dedique también a hacer de idiota en muchas películas no se si es un piropo o si efectivamente cae de inmediato a la categoría de idiota profesional. Sin embargo, cuando le toca interpretar a personajes más complejos, más perturbados (como en Punch, Drunk, Love) el tipo sale jugando. Y como los grandes. Con esta película me pregunto aún más de donde vienen sus reservas para tanta locura.
Por el otro lado, esta historia se une con la de Cheadle (otro capo, sin dudas), que no necesita una tragedia para ver también como su vida se va para el agujero. Entre ambos empiezan a ver por donde está la salida. Se dan cabezazos, se tropiezan, se pierden. Pero se acompañan.
No se si esta película puede ir en la categoría de peliculón o que. Sólo se que es muy emotiva, quizás de un modo bastante simple, sobretodo como resuelve algunas de las historias de amor que hay dentro, pero no por simple deja de ser bella.
Es también una historia sobre la amistad, sobre la compasión, mal entendida como un puente, y sobre como tirar abajo ese puente para seguir adelante. Sobre la lealtad y las posibilidades de volver a empezar. Más ligero y sin trancas.
Era necesario contar una historia distinta, eso sin dudas. Independiente de todo panfleto respecto del 11-s, muchas vidas se quedaron allá, y de los que quedaron acá no conocemos mucho. Bien por Binder en eso, se ganó un poroto.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Compadre...hace tiempo que no me metía a leer tus posteos...simplemente de pelos. No alcance a leer todos (solo hasta la última semana de octubre).

Te apoyo...escríbe una novelas...pero una de las buenas...

Un abrazo,

Rodrigo.

Mariano Rosenzvaig H. dijo...

Para allá vamos, le ponemos un capítulo en Londres también. Ideal sería escribirlo allá... Un abrazo.