11/16/2007

Santa Tereza

Como se podrán haber dado cuenta, estuve de vacaciones, en Río. Ya puse algunas cosas, pero acá va otra. Esto lo escribí arriba de una micro, de Santa Tereza a Copacabana. Puede sonar algo pegado, tanto de Brasil no, pero bueno, prefiero dejarlo acá, el cuaderno se puede perder... esto es cuando ya me estaba por volver.
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De Río puedo decir muchas cosas: algunas lamentablemente no se pueden poner en palabras muy fácilmente. Las personas que conocí, por ejemplo. Los lugares que aparecen de repente, sin previo aviso. La densidad de las nubes que bajan por los morros, el color del atardecer, el verde. El sabor del mango y del maracuyá. La temperatura de la cerveza.
Todo esto suma para dar un resultado inolvidable. Lo único claro es que voy a volver, más de una vez, porque esta es la puerta de entrada. La salida no se alcanza a ver desde acá.
Falta poco para irme, pero mucho menos por hacer. Lugares a los que no quise ir, porque me los guardé, para otra, o quizás para imaginarlos simplemente.
Me traigo muchas cosas, ideas y sensaciones, colores, imágenes, muchas luces. Adoquines caminados y calles y más calles. Un pedazo de cielo adentro de cada ojo. Miles de sonrisas y el sabor salado del aire de mar.
Esto es como la primera despedida. Las fotos prefiero contarlas en palabras, aunque sea más difícil. La primera que saqué me la acuerdo. Del balcón de la casa del gordo. De noche, con las luces de la ciudad.
El día que llegué ganó Flamengo, así que la noche estaba para celebrar. Tiraban fuegos artificiales en las favelas. Fuegos y tiros. Es raro el sonido seco de la metralla. Estaban contentos los muchachos. Bueno, en el fondo, Río me saludaba.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La primera vez que fuí a Brasil, cai en la isla de moda... Florianópolis... el mito dice que es una isla mágica y que literalmente encanta... llegue con la esperanza de conocer algo de su cultura, tradiciones, forma de vida... pero su turismo impide que te involucres...
la segunda vez fui al Amazonas... fue extraño, necesitaba el aire del Sur...
la tercera vez a Sao Paulo...
la cuarta por fin... directo a Floripa... volví a su encanto y a su gente y al Sur, a un pueblito llamado Armacao, a sus playas, a su pequeño bar (único) que al parecer siempre se encuentra iluminado por la luna llena... supe que esa primera vez me había envuelto, que me había involucrado más de lo que pensaba y sentía...
al año siguiente no hay duda... directo a Armacao, increibles tres semanas.
Hoy tengo certeza de su encanto. Sé que mi vida o mejor, como imagino mi vida es ahí... y en eso estoy, trabajando, hilando, construyendo para alcanzar ese sueño...

Mariano Rosenzvaig H. dijo...

Buenísimo, claramente, Brasil ya te agarró. Espero tener la suerte de volver y volver, como tú...