11/14/2007

Río y me río

Ya estaba empezando a pensar que mi viaje a Río había entrado en una especie de sinopsis de eterno resplandor. No había caso, las imágenes se borraban, se iban, se rompían, o simplemente, desaparecían.
Ya sé que en el post anterior dí una luz de esperanza, gracias a mis afanes artísticos y mi incipiente carrera como dibujante, pero creo que con la máquina de fotos me resulta mejor. Definitivamente mejor. Bueno, hoy hubo una luz, o algo así como una sonrisa, y pude recuperar las fotos perdidas, al menos las que alcancé a sacar antes del colapso tecnológico.
Algo se puede ver. Al final, de todas maneras, creo que los dibujos muestran todo mejor. Pero dibujos tengo pocos...
Ahora me doy cuenta que saqué pocas fotos. Que en realidad, las anduve idealizando un poco. Me explico. Al no tenerlas, pensé que había perdido parte del ciaje, al menos en los recuerdos que no pude dejar nítidos en algo más que mi memoria, algo deteriorada a estas alturas, y de la que cada vez desconfío más.
Resulta que ví las fotos y me desilusioné un poco, quizás habría sido mejor que quedara como estaba. ¿No será esto parte de mi eterna pelea? Necesito invariablemente ponerme en la vereda de enfrente. Sin las fotos, lo único que quería era tenerlas, y ahora que lo hago, me vienen a la cabeza estas huevadas. No hay caso.
Lo mejor, les podré mostrar a mis hijos las fotos, que son quienes menos me compraron la parada del dibujante, y definitivamente no les bastó con ver mis dibujos.
Prometo escanearlos y ponerlos, para cortar el misterio, digo.
Bueno. Va una tira de fotos.

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