9/26/2008

La primera flor de mi jazmín


En ocasiones me gustaría ser Jean-Baptiste Grenouille, no por sus psicopatías, sino por la capacidad de poder guardar los olores. Este es el protagonista del El Perfume, excelente novela y pésima película.
Hace ya bastantes años que planté en la reja de entrada de mi casa unas enredaderas. El objetivo era tapar la reja. Nunca supe que las plantas que compré eran jazmines. Con los años fueron tomando cada vez más lugar, entregando un regalo impensado cada primavera. Sus flores, y su perfume.
Estos son días especiales, las flores blancas que son una belleza y el perfume invita a quedarse afuera de la casa. Por eso envidio a Grenouille, no por sentirle el olor a todo lo que lo rodea, sino por su método. Quiero guardar el perfume de mis jazmines, y no se como.
Como soy un tipo estructurado por sobre todas las cosas, aunque me esfuerce por encontrar mi lado más místico, siempre vuelvo a las categorías y a las clasificaciones. Sin embargo, tengo también algunos rincones en los que me abandono a los sentidos. En este caso no se donde poner este perfume, no sé lo que me evoca ni hasta donde lo seguiría. Menos sé como llevármelo. Sólo se me ocurre dejarlo en algún lugar de la memoria, y volver a sentirlo cada vez que pueda.

2 comentarios:

Pequeña Capitali$ta dijo...

Estaba haciendo un experimento para ver qué asociaciones libres me llevaban a blogs. Teclee revueltas.blogspot.com y apareció el tuyo y resultó ser bueno. A mi también me gustaría poder usar así mis sentidos.

Saludos

Mariano Rosenzvaig H. dijo...

Bueno, bienvenido sea entonces el invento. Lo de los sentidos, no es difícil, sólo hay que buscar. Gracias por la visita.