6/28/2006

Collage

Tratando de pegar una foto en este medio no me queda otra que respaldar estas intenciones con palabras, que llenen al menos el ánimo inicial y la cada vez más frecuente frustración informática (léase con esto que la voluntad se quedó en el tratando, porque todavía no lo logro). Es verdad, el tiempo va pasando, y lo que antes era un lenguaje ampliamente dominado, ya se va convirtiendo en un compendio de incomprensibles. Me gana el blog, apenas me manejo en rss (en realidad, más me mareo que me manejo) y una pila de cosas más que ya serán mis hijos quienes me las enseñen.

Bueno, la foto que quería pegar es un collage de las fotos de las vacaciones de este verano, que en realidad fueron de invierno, en fin. Entonces, quedará pendiente la imagen de la bella Eiffel. Lejos de cualquier posibilidad de quedar tachado como un compendio de cursilidades, me hago cargo 100% de todos los lugares comunes que me dejaron marcado en este viaje, empezando por la Torre, siguiendo por los jardines, el arco, la ópera, y sigue... París es una belleza, y está hecha para eso, para deslumbrar y brillar, literalmente.

El hecho de hacer este viaje con los niños le agrega también un aire distinto a todo. Saber que en el preciso momento que están mirando están construyendo los recuerdos que volverán a ver una y mil veces más durante su vida es algo que emociona mucho. En cierta forma, éramos cómplices de lo mismo, cada uno en su forma, pero jugando a lo mismo. Sólo por eso, ya todo es muy significativo. Después vienen los lugares comunes. Y como me satisface decir que me vienen de perilla y no me puede importar menos que a la larga, por más que uno trate, en parís somos todos turistas, no hay nada que hacer.

Me reservo un montón de cosas, que no vienen al caso, y que a ojos ajenos pueden parecer muy simples y aburridas, pero en mi memoria son precisamente las que más vuelven. Salud por los crépes de bananne et chocolat.

Segunda escala. Barcelona. Acá las cosas son distintas, partiendo por que tuvimos unos estupendos guías de la ciudad, de día y de noche, aunque en promedio de horas seguramente fue más de noche que de día. Entre tantas cosas hermosas que tiene esta ciudad, lo que más me impresionó no fue precisamente tangible. El ritmo. Eso. Funciona todo con buen ritmo. Ni rápido ni lento, pero ciertamente muy bueno. Y de noche todo se transforma sin un minuto de pausa. Buenísimo. Un espacio privilegiado para DJ B80m, rey de la noche.

Bueno, aquí terminan unas crónicas especiales sobre mis vacaciones.


PD: al final, luego de muchos intentos pude pegar la foto. No es que no valga lo que puse como introducción, pero al menos el final fue feliz.

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