12/04/2007

02-12-2007

Crónica de una vuelta esperada

De que manera puedo contar lo que viví este domingo. Cómo puedo explicar lo que se siente ver al granate dando la vuelta en la bombonera. Qué palabras puedo utilizar para describir lo que se siente al llorar de alegría. Creo que en esto sólo queda la posibilidad de dejar que el alma se escape por estas teclas, que deje espacio para que se pueda escribir lo que se siente.
Fue un domingo raro, sin dudas, fue el momento cúlmine de una semana llena de nervios. Debo decir que mis esperanzas fueron creciendo. Que al igual que el 97, pensé que nos íbamos a caer, por la presión, por ser mal llamado un equipo chico. En fin.
Empezamos porque no tengo cable, y por lo tanto, tenía que buscar un lugar donde ver el partido. Primer problema. Al final fui a la casa de mi viejo. Lo vi allá con mi hermano. El no es hincha de Lanús, pero es del barrio, y todos los que somos de allá, en el fondo, somos granates.
Partido raro, con el empate salíamos campeones. El equipo nervioso, pero no pasó mucho y el Pepe vacunó. Al rato se supo que Tigre iba perdiendo. El campeonato estaba listo, faltaba que pasara el tiempo nomás.
Segundo tiempo y Boca empató. Lanús jugaba mejor, pero no podía meter el segundo, pasaba el tiempo. Los nervios crecían. La vuelta estaba ahí nomás. A tigre le echaron a dos, ya no quedaba nada. Lanús Campeón. Grité con todo el corazón, la situación era rara, no lo podía creer. Me llamaron de Argentina, escuché a la gente celebrando en la calle, hablé con Lu, que estaba en Houston, en una situación similar a la mía.
Me fuí a buscar a las niños, les llevaba sus camisetas, porque empezaba el momento de celebrar.
En el auto me iba tocando la bocina, la gente no entendía nada. las reacciones eran dos. O me miraban con cara de "¿y a este huevón que le pasa?", o bien, se corrían, pensando que era un especie de urgencia o accidente. La situacón era en sí bastante cómica.
Los niños estaban contentos, gritaron, nos abrazamos. A ellos no les mueve mucho el fútbol, pero mi alegría los contagia, y lo sienten como un logro de ellos también. No lo podían creer. Saltamos, tocamos la bocina, hicimos el samba y todo el hueveo posible. De la casa nos fuimos para la Plaza Italia, el destino era ese o la Embajada de Argentina, para juntarse con la familia granate de Chile.
La verdad es que no fue una desilusión el que no encontráramos a nadie en Plaza Italia, total, la embajada debe estar llena, pensamos. En la Embajada había un paco haciendo turno. Camisetas granates ninguna. Fuimos con los niños, nos sacamos unas fotos, esperamos que el paco se diera vuelta e hicimos rin raja y nos fuimos corriendo. El paco no entendía nada, nos miraba con cara de sorpresa. Encima andaba con unas bermudas que me quedan grandes, y mientras corría se me iba bajando. Escena digna de una comedia. O de una película de terror, no se.
Ya cumplida la primera fase, quedaba ahora ir a celebrar con una cerveza, como corresponde en estos casos. El lugar elegido no podía ser otro que el Lomit´s. Con algo de suerte, incluso podía estar Mario, que sin duda se iba alegrar, no sólo por vernos, sino también por el Campeonato. Para seguir un poco con la comedia, Mario no estaba. Todavía no cabía ni siquiera un centímetro para la desilusión, así que pedimos unos completos, un schop y dos jugos.
Salud por el granate!!!!!
Dos personas nos saludaron, -"¡¡¡Aguante Granate!!!- me gritó uno, el otro hizo una seña y un salud con su cerveza.
Se estaba terminando uno de los días más felices de mi vida. Me hubiera gustado terminar viendo fútbol de primera, pero sin cable está difícil. Me acosté todavía en las nubes. Mi cabeza seguía dando la vuelta olímpica.
Al día siguiente me llegaron varios mails de felicitaciones, vine a la oficina con la camiseta. Ahora queda cumplir las mandas. Y seguir dando vueltas.
¡¡¡Vamos Granateeeeee!!!

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