12/28/2007

2007

De alguna forma tengo que despedir este año. Me deja muchas cosas para contar. Muchas para recordar también. Viajes, recitales, decisiones. Mi primer año con 3, que espero que sea el número que traiga suerte. El último con 2 fue de terror, así que la tercera viene buena.
Siempre guardo esperanzas de que el año anterior sea mejor, con buena vibra.
Me gusta el año nuevo, es como empezar otra vez, tapando los agujeros que vamos dejando, aprendiendo del pasado y prolongando lo bueno.
Lo que sí me quitó el fin de año son las ideas para escribir. Después de llevar este blog hacia otro lugar, al menos para mí, ahora me quedé sin pilas parece. Quien sabe, quizás el 2008 se pone mejor.
Por ahora dejo un saludo a todos los que me leen, que no son muchos, pero vienen de muchos lados. Como dice la canción, están todos invitados, y no se preocupen por los regalos.
Salud!!!

12/17/2007

Mirada


Me acerco a ver el claro de tus ojos.
Con un suspiro lo intento de nuevo.
Con la mirada lo trato de contener.
Con las manos lo trato de alcanzar.
Pero no alcanzo.

La nariz me ayuda a seguirlo,
y la mirada lo busca en vano.
Ya es de noche y no se ve.
Mi amigo secreto me dice que espere
Pero yo no quiero esperar.

Al parecer no hay más salidas,
y tendré que sentarme a esperar.
Puedo esperar parado también.
A verte pasar, de nuevo.

12/12/2007

Todo para Gabriel

Esto fue para Gabriel, para una presentación en su colegio. Fue buenísimo. También me presentó a mí y a su familia. Dijo que me gusta el fútbol, hacer asado y conversar. Dijo también que no me gusta ir al mall y verme mal. Un maestro.


--
En el fondo de la casa
Está sonando un cascabel.

Da unas vueltas en el aire
Y se vuelve a detener.

Anunciando, con mucha prisa,
Ha llegado Gabriel,
con su hermosa y gran sonrisa.


Hijo, te quiero decir que eres una luz en nuestras vidas. Tu alegría lo llena todo, y verte y estar contigo es todo lo que se puede pedir para ser feliz. Me encanta como eres, me encanta tu sentido del humor, tus desafíos, tu capacidad de dar vuelta las cosas para estar contento con la vida. Tu compromiso con tus amigos, tu lealtad y tu valentía
Se que a veces encuentras que el mundo es algo injusto, pero también se que cada vez que te lo propones logras salir adelante con tu hermosa sonrisa como tu espada victoriosa.
Eres mi hijo, te quiero con todo mi corazón.

12/04/2007

02-12-2007

Crónica de una vuelta esperada

De que manera puedo contar lo que viví este domingo. Cómo puedo explicar lo que se siente ver al granate dando la vuelta en la bombonera. Qué palabras puedo utilizar para describir lo que se siente al llorar de alegría. Creo que en esto sólo queda la posibilidad de dejar que el alma se escape por estas teclas, que deje espacio para que se pueda escribir lo que se siente.
Fue un domingo raro, sin dudas, fue el momento cúlmine de una semana llena de nervios. Debo decir que mis esperanzas fueron creciendo. Que al igual que el 97, pensé que nos íbamos a caer, por la presión, por ser mal llamado un equipo chico. En fin.
Empezamos porque no tengo cable, y por lo tanto, tenía que buscar un lugar donde ver el partido. Primer problema. Al final fui a la casa de mi viejo. Lo vi allá con mi hermano. El no es hincha de Lanús, pero es del barrio, y todos los que somos de allá, en el fondo, somos granates.
Partido raro, con el empate salíamos campeones. El equipo nervioso, pero no pasó mucho y el Pepe vacunó. Al rato se supo que Tigre iba perdiendo. El campeonato estaba listo, faltaba que pasara el tiempo nomás.
Segundo tiempo y Boca empató. Lanús jugaba mejor, pero no podía meter el segundo, pasaba el tiempo. Los nervios crecían. La vuelta estaba ahí nomás. A tigre le echaron a dos, ya no quedaba nada. Lanús Campeón. Grité con todo el corazón, la situación era rara, no lo podía creer. Me llamaron de Argentina, escuché a la gente celebrando en la calle, hablé con Lu, que estaba en Houston, en una situación similar a la mía.
Me fuí a buscar a las niños, les llevaba sus camisetas, porque empezaba el momento de celebrar.
En el auto me iba tocando la bocina, la gente no entendía nada. las reacciones eran dos. O me miraban con cara de "¿y a este huevón que le pasa?", o bien, se corrían, pensando que era un especie de urgencia o accidente. La situacón era en sí bastante cómica.
Los niños estaban contentos, gritaron, nos abrazamos. A ellos no les mueve mucho el fútbol, pero mi alegría los contagia, y lo sienten como un logro de ellos también. No lo podían creer. Saltamos, tocamos la bocina, hicimos el samba y todo el hueveo posible. De la casa nos fuimos para la Plaza Italia, el destino era ese o la Embajada de Argentina, para juntarse con la familia granate de Chile.
La verdad es que no fue una desilusión el que no encontráramos a nadie en Plaza Italia, total, la embajada debe estar llena, pensamos. En la Embajada había un paco haciendo turno. Camisetas granates ninguna. Fuimos con los niños, nos sacamos unas fotos, esperamos que el paco se diera vuelta e hicimos rin raja y nos fuimos corriendo. El paco no entendía nada, nos miraba con cara de sorpresa. Encima andaba con unas bermudas que me quedan grandes, y mientras corría se me iba bajando. Escena digna de una comedia. O de una película de terror, no se.
Ya cumplida la primera fase, quedaba ahora ir a celebrar con una cerveza, como corresponde en estos casos. El lugar elegido no podía ser otro que el Lomit´s. Con algo de suerte, incluso podía estar Mario, que sin duda se iba alegrar, no sólo por vernos, sino también por el Campeonato. Para seguir un poco con la comedia, Mario no estaba. Todavía no cabía ni siquiera un centímetro para la desilusión, así que pedimos unos completos, un schop y dos jugos.
Salud por el granate!!!!!
Dos personas nos saludaron, -"¡¡¡Aguante Granate!!!- me gritó uno, el otro hizo una seña y un salud con su cerveza.
Se estaba terminando uno de los días más felices de mi vida. Me hubiera gustado terminar viendo fútbol de primera, pero sin cable está difícil. Me acosté todavía en las nubes. Mi cabeza seguía dando la vuelta olímpica.
Al día siguiente me llegaron varios mails de felicitaciones, vine a la oficina con la camiseta. Ahora queda cumplir las mandas. Y seguir dando vueltas.
¡¡¡Vamos Granateeeeee!!!

12/03/2007

Dedicado a Fausto Lara

Si habrás visto pasar gente con la camiseta granate por la puerta de tu casa. Si habrás sentido los gritos de la cancha, ahí nomás, a tres cuadras, mientras nos llevabas a todos, los chicos, para ver otra vez a Lanús, en aquellos años 80, cuando jugábamos los sábados. No me imagino lo que sentías al llevar a una tropa de pendejos, todos quilomberos, a sentarse uno al lado del otro, en uno de los codos, en el que da a Guidi, en la antigua cancha de tablones. No se que tenías, pero la verdad es que las ganas de romper las pelotas se iban pasando en esas tres cuadras, y llegando a la cancha, lo que importaba era el fútbol, la camiseta, y observar el espectáculo frente a nuestros ojos. Escuchar los bombos, ver lo papelitos.
En eso nos pasaron años, siempre en la misma vereda, siempre en el mismo codo, y caminando las mismas cuadras desde Madariaga hasta la cancha. El paisaje era el mismo, pero los chicos ahora eramos más grandes. El fútbol se sentía también de otra manera, se gritaba de otra manera.
Nunca cambiaste, nunca dejaste de poner esa mirada terrible, de furia, cada vez que alguno se le ocurría tirar una puteada al árbitro o a alguno de los jugadores. Costaba mantener el control, y bueno, deslices tenemos todos, hasta de chicos.
Al lado tuyo se sentía una seguridad tremenda, tus dos metros eran como una gran muralla china para todos nosotros, tu barba y pelo cano completaban la foto de guardián granate. Pero los pibes crecen, y ya nos ibamos arreglando para escaparnos en el entretiempo para la otra tribuna, así, haciéndonos los giles, pensando que no te dabas cuenta, creyendo que era parte de una travesura. -Me voy a comprar un chori-, decía uno, -yo te acompaño-, mandaba otro, y así nos íbamos escapando de a uno, y nos arrimábamos más cerca de la hinchada, un mundo que se muestra de lejos, pero que despertaba todas las intrigas de nuestras cabezas prepúberes.
Nunca nos dijiste nada cuando volvíamos, a lo más alguna pregunta irónica respecto de la demora en la compra de los choris o de que nos habíamos perdido. Estoy seguro que de lejos nos seguías, que nos mirabas para saber donde estábamos. Pero en el fondo, sabías que en alguno momento esto tenía que pasar, como seguramente lo viviste vos con tu viejo, como tantos otros también lo fueron viviendo de a poco.
Después empezamos a irnos solos para la cancha. Ya no caminábamos esas cuadras. Fue algo que no necesitó palabras, simplemente empezó a cambiar. Igual nos veías, eso está claro. Igual nosotros sabíamos que estabas allá, en el codo. Recuerdo cuando me quisieron afanar el reloj, ya más grande, y en el forcejeo le pegaron a Wipom, salimos corriendo para el codo, sabiendo que estabas allá. Eso siempre lo supimos. Nos agarraste en medio de la carrera, nos viste llorar de impotencia y nos consolaste. Un grande.
Ya estábamos lanzados igual. Para entrar a la cancha, era cosa de que alguno llevara el carnet de socio, y sólo con ese pasaba todo el resto de la tropa. El gesto técnico salía perfecto, lo mostrabas y en un golpe de muñeca ya se lo estabas pasando al de atrás, en fila india. Son esos momentos en los que uno se siente como Houdini o como el mago ese que se ponía en la 9 de julio, cerca de la estación, que cada truco que intentaba le salía como el orto. El guardia seguro que cachaba la movida al toque, pero miraba para el costado, total, eramos un grupo de pibes nomás. Todos con la camiseta, con cara de inocentes. Igual, si no resultaba esa teníamos otras. Un par de veces nos colamos por el portón de atrás, uno que daba a unas casas. Esa sí que era más peligrosa, porque la reja tenía como cuatro metros de alto.
Sin duda que la experiencia de ir a la cancha ya había cambiado para nosotros, para los partidos nos íbamos con la hinchada, para mezclarnos primero en los quinchos donde se armaba la previa. Pendejos todos, mirando de lejos, con intriga de ese mundo.
Fabián, uno de los de la hinchada había ido a pintar mi casa una vez, y le regalé un gorrito, me acuerdo. El loco cuando me veía me saludaba, se ve que no le habían tocado muchos de esos gestos en su vida, porque se veía siempre genuinamente agradecido, y me decía -si alguien te jode me avisás- en su tono ronco de tabaco y vino. Viste, no estaba sólo.
En los partidos nos metíamos al medio de la hinchada. Ahí sentí por primera vez el olor a porro, y entendí que lo de la cancha no era ninguna joda, que había tipos bravos, y que más de alguno andaba cargado. Ví lo que es el respeto ganado a las piñas, ganado también al ponerle el pecho a la cana, ganado por preocuparse que en las corridas los más pibes no quedaran atrás, como me pasó a mí una vez, que me caí una vez escapando de los gases de la policía, y que uno de la hinchada me levantó y me llevó corriendo. Ese partido fue contra Huracán, el cla´sico de esos tiempos, Banfield no existía, y Los Andes o Talleres eran de menor categoría, aunque bravos también. Ese partido no me lo olvido, ganamos 2-1, con un golazo de Villagrán, nuestro gran ídolo en esos tiempos. Te acordás como la pisaba el uruguayo!!!
Ese mundo era el que anhelábamos conocer, los colores, los bombos, los papelitos, y la gente de cancha, pelo largo, tatuajes y todas cosas nuevas, desconocidas. Jamás olvidaré que cuando el Grana salía a la cancha, los papelitos eran como un techo, que tapaban por un segundo el sol que nos castigaba. La primera vez que lo viví fue como si el tiempo se hubiera detenido.
Este fin de semana que pasó, todos estos recuerdos se me vinieron encima, Fausto, todos juntos. Pensé en todas las veces que imaginé vivir este momento. Pensé en todos los pibes, en la banda, que pasara lo que pasara, nos íbamos a juntar en la cancha. En todos los que no pudieron estar presentes para disfrutar este momento. En el Chino, y en Faustito, en Luciano, en Wipom, que por ahí debe haber estado, en el Eche, que también seguro anduvo haciendo de las suyas, en Norber, que fue a la bombonera, en mi abuelo, que era hincha de Vélez, pero que llevaba a Lanús en el corazón, como todos nosotros, en Jorge, que seguro lo vio con vos.
En los que estamos lejos pero que toda la vida los estuvimos esperando. En los que, como vos, miraban desde arriba. Pensé en lo que habría sido esta fiesta, en la gente en la 9 de julio, en la estación, en 25 de mayo, en todo Lanús. Que regalito de navidad para todos.
Yo se que lo estás viendo, eso lo tengo por seguro, como también se que cada vez que mire para el codo te voy a ver con la misma cara, la misma estampa, el mismo espíritu de siempre. Esta vuelta es para vos Fausto.

12/02/2007

GRANATE CAMPEÓN



CAMPEÓN CARAJO!!!!!!!!