1/04/2008

2008

El fin de año me atrapó desde una ventana. Me agarró, en medio de una lluvia de explosiones y emociones. Quisiera poder explicar mejor todo esto, pero no resulta fácil.
Como puse en el post anterior, a mí me gusta el cambio de año, me gusta poder volver a empezar, me gusta la carga simbólica que tiene el avance en el tiempo, pero con el calendario en la mano, como una forma imposible de no ser observada.
El tiempo avanza de múltiples formas, algunas más lentas que otras. El calendario avanza a su propio ritmo siempre, o acaso nadie ha sentido el paso del tiempo con sus caprichos, a veces más rápido, a veces una eternidad en apenas un par de minutos, que parecieran no avanzar jamás. Pero al final del día, siempre hay un nuevo número, siempre uno que pasó y que va quedando atrás. Puede volver, siempre, en forma de recuerdo...
Ahora el año termina en 8. Recuerdo bien los años terminados en 8, porque mi cumpleaños también es el 8, y siempre me ha gustado pensar que son años especiales.
El ´88 lo pasé en Pichidangui, cumplía 11 años. Me regalaron una caña de pescar, un par de paletas y tres cajas de bombones, una de las cuales se las comieron al momento de haber sido regaladas. Mi viejo hizo un asado en la casa de mis tías, cuando todavía eran cuatro casas en el terreno (ahora son tres, mi tío la vendió). Lo pasé muy bien, era mi segundo veraneo en Pichidangui, el año en que mi abuela le regaló la casa a mi vieja. Veníamos desde Argentina a pasar todo enero acá. Ese año vinimos en avión, lo cual fue también una gran experiencia. Un par de años después, este país al que venía de vacaciones, pasaría a ser mi lugar, hasta ahora.
El ´98 en la casa de La Reina, fue muchísima gente, no recuerdo los regalos, pero estaban Luciano, Hernán y Diego, mis amigos de Argentina. Ese es un regalo más que suficiente. Estuvimos bailando hasta el amanecer, hasta quedarnos dormidos. Nos bañamos en la piscina, y seguimos bailando. Esos veranos en la casa de La Reina eran memorables. Diego tiene ese cumpleaños filmado, hay fotos también. El video es felliniano. Termina con el camarógrafo (la camarógrafa parece, creo que era Luciana) en el suelo, filmando a los dormidos en el living, y acto seguido, empieza a caer, hasta dormirse también, con la cámara encendida.
Ahora son 31 años, y veremos que pasa con el 8 en esta ocasión.
En esta ocasión, el regalo lo dejo yo, en forma de video... no es el de aquellas vez, pero tiene magia por montones también.


2 comentarios:

Claudia dijo...

Bienvenido 2008 y felicidades que para ti... fue una sorpresa encontrarme con tu blog... espero que este año terminado en 8 (que por cierto es un gran número)te regale muchas ventanas llenas de colores que más tarde puedas recordar con alegría.
Un abrazo
Claudia

Mariano Rosenzvaig H. dijo...

Agrado por acá también. Siempre son buenas las ganas de escribir. Mejores son también las ganas de compartirlo. Un abrazo muy grande, y que el año nuevo-casa nueva marque los rumbos.