6/19/2007

Rockstar

Yo tuve una banda. Y no es una exageración decirlo. Durante dos o tres años tuve una agitada vida acompañada de mis congas, que iban para todos lados.
Créanme que no es un tema menor andar por la vida con instrumentos de mediano-gran tamaño. Subirse con un par de congas a una micro es toda una experiencia. Uno pasa a ser como el hombre orquesta, porque todo el que te ve piensa que te estás subiendo a tocar, pero en mi caso no fue así, debo decirlo. No me imagino a los ejecutantes de instrumentos de gran tamaño (graaaaan tamaño) como contrabajos, trombones u otros del estilo. Recuerdo de alguien que una vez me contó que conocía un contrabajista que se cambió a vivir al lado del club de jazz, para no tener que sufrir con el contra a cuestas... a eso me refiero, obviamente que en una escala menos, pero algo así.
Mi relación con la música (en este caso, como músico) no pasó más allá de ser un hobby que con el tiempo fue agarrando más seriedad, al punto que tengo la certeza de que varios momentos de los que viví los voy a guardar por mucho tiempo.
Mi banda se llamaba SonBolero. En su primera etapa experimental se llamó Los Genitales. Como su nombre lo indica, empezó como una joda. De hecho el nombre iba acompañado del slogan. Tocamos como el pico y sonamos como las huevas. En la segunda etapa, nos tomamos las cosas algo más en serio, y obviamente esto implicaba también cambiar el nombre a uno más decente. Así surge Sonbolero.
Teníamos un repertorio eminentemente latino. Como su nombre indica, Sones, boleros, guajiras fueron saliendo de nuestros instrumentos.
Sonábamos bien.
Debo decir que toqué para más que mi familia, y en escenarios más grandes que el living de mi casa. Aunque el género no favorecía romper guitarras ni teñirme el pelo, me daba para pasear, al menos por un rato, con un aire de estrella de rock (porque estrella de son no queda bien, en realidad). Tuvimos tocatas muy buenas, y lográbamos tener buena onda con el público, y así, de a poco, nos fuimos acostumbrando.
En un par de tocatas, al bajarse del escenario y mezclarse con la gente se siente un aire especial. Te ofrecen copetes, la gente se te acerca. En fin, lo más cercano a la fama que he tenido.
El punto máximo fue en una tocata que taloneamos a Ángel Parra Trío. Era en la Universidad Central y estaba hasta las pelotas de gente. Yo pensé que nos iban a sacar cagando, porque obviamente, no éramos a quienes esperaban. Todo lo contrario, tocamos más de una hora, no nos podíamos ir, nos pedían más temas. Todo esto con mucha cerveza por cortesía de los organizadores, y un escenario, que para nuestra humilde experiencia de tocar en bares y boliches, parecía como una cancha de fútbol. A mí me instalaron en una tarima en la parte más alta del escenario, al lado de la batería. Tenía 4 retornos para mí, y por primera vez me escuché tocando. Fue increíble.
Como decía antes, la verdad es que viví momentos muy buenos. Aparte conocí a uno de mis grandes amigos en la banda, al guatón, que lo invitamos a tocar con algo de desconfianza por su fama de carretero. Y bueno, no lo hizo nada de mal. El primer ensayo, en la casa de mi viejo, llegó con la caña del demonio. El coro de El pescador - anda con la luuuuna - fue rápidamente modificado por el nuevo por el más adecuado, - anda con la caaaaaña -. Luego de esa experiencia nos hicimos grandes amigos, y aparte que el grupo se fue para arriba. El guatón manejaba bien el asunto, y con el tres bien compay empezamos a sonar realmente bien.
Bueno, como toda banda llegó un momento en que la motivación bajó, y se tomó la decisión de cerrar el ciclo, obviamente con una tocata. Esta vez en La Marina, un bar que está es seminario. Bonito momento también, algo emotivo, sabiendo que era la última tocata.
Nos faltó grabar un disco. Tenemos uno, pero casero y que no suena muy bien. Fue antes de que tocara el guatón, por lo que registra otra versión de SonBolero, que no fue la mejor. Habría sido un buen recuerdo. Igual escucho a veces el que grabamos, pero me hubiese gustado que quedara registrada la etapa con el guatón. En fin.
Si tienen la posibilidad de tocar en una banda, háganlo, por más que no sepan de instrumentos, inventen, con ganas se puede.

PD, para otras entregas hablaré del inicio del grupo y de las tocatas que hacíamos con show y animación incluida, para 100 secretarias buenas para el hueveo, con doble de Ricki Martin, si lo sabe cante y una cantidad de huevadas increíbles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo siempre quise cantar con un publico mas amplio que mi espejo, la escoba o la ducha... mmm... nunca encontre compañeros y el autoacompañamiento nunca fue uno de mis dones... ni para canatar el gorro de lana.

Buena cosa eso de tener banda y, ademas, tener algo de exito... nunca dijiste qué tocabas, o al menos a mi no me quedó claro...

Mariano Rosenzvaig H. dijo...

Tocaba las congas. Son buenas las congas...