2/04/2008

Normal

Tengo pocas cosas entre mis manos, y debo decir que muchas veces me cuesta también poder sostenerlas. Es un esfuerzo sobrehumano, que no deja descanso y que menos me da tiempo para poder pensar en otras cosas.
Tengo pocas cosas porque algunas ya se me fueron. Antes luchaba contra el tiempo para tratar de volver a agarrarlas, pero al final, entendí que hay que dejarlas ir. Así, tal cual. Prefiero invertir en las que me van quedando, o en otras que podrán llegar, haciendo caso omiso a la experiencia y a las malas artes.
Porque eso sin duda que no lo puedo negar. Tengo una inagotable capacidad de creer que por estas fugas sin nombre y sin memoria se va escapando también un pedazo de mi vida, que no quiere dejar de mirar atrás.
Por suerte he aprendido también que no siempre tengo que creer en mis ideas, que muchas de esas son resultado de una tremenda capacidad de construir edificios sobre la arena, vacía, liviana, volátil y dispersa.
De lo que me he ido guardando (que no es poco, en verdad exagero a veces) creo que lo puedo entender mejor. Lo puedo disfrutar más, me doy licencias que en otros tiempos eran inconcebibles. Los guiños de los demonios nunca paran, eso es una realidad, pero la diferencia es que ahora son mis amigos.
Todas estas cosas que pienso me hacen sentir extraño, me dan el reflejo de otra persona, distinta. A veces cansa sentirse raro de tan normal y simple. O será que mi percepción de normalidad es otra cosa, que ni siquiera conozco.
No soy normal, aunque me engañe al pensarlo.
No entiendo los chistes más simples. No puedo dejar de pensar en lo que me rodea. No puedo hacer todo lo que pienso. Tengo una relación lejana con los vicios. Me aburro con facilidad en lugares donde al parecer todos lo pasan bien. Hablo sin pensar. A veces tampoco puedo decir lo que pienso, pero lo sigo pensando. Pienso sin hablar. Lloro poco, casi nada. Me freno todo el tiempo. Soy mi peor enemigo casi siempre, aunque he aprendido a dar la pelea.
En resumen, prefiero seguir soltando cosas. Quizás lleguen nuevas ideas, algunas de las que sí puedo hablar, que salen solas. Que no las freno.
Total, lo que va quedando atrás es lo que me trajo hasta acá. Puede que me haga el indiferente, pero al fin y al cabo son mis huellas.

No hay comentarios.: