12/05/2006

Manija

El otro día en uno de los habituales momentos de amplias y variadas disquisiciones (divagaciones, disgreciones) sobre la vida me puse a pensar en algo bastante obvio, que es que el camino que uno se va haciendo es fruto de un sinnúmero de decisiones, de disyuntivas y cosas así. Siempre quedan opciones latentes en el aire (o en el entorno, diría Luhmann). El punto es que iba en la micro, y la metáfora que me alumbró la existencia son las manijas. Depende de que manija te agarres el destino que vas a tener. Y ahí empezó la sombra de la duda, que ya más que algo esporádico, es como la voz de la conciencia.
¿Me habré agarrado de las manijas correctas?
Siempre que empiezo con esas preguntas voy viendo que las respuestas no son del todo satisfactorias, que quizás sí, que quizás no. En fin.
Algo que aprendí de mi terapeuta es que esas preguntas no sirven para nada. Que las respuestas no son nunca suficientes, y es más, que ni siquiera son válidas, porque no tiene sentido perder el tiempo en pensar las cosas que podrían haber sido, sino que lo mejor es ocuparlo en lo que hay, y en cómo mejorarlo, en el caso que corresponda.
En resumidas cuentas, lo de la manija es una reverenda pelotudez podría decirse, ya que con lo dicho, no tendría mucho sentido. Pero no es tan así. La verdad es que guardando las distancias y con un siempre bienvenido sentido de mesura, es bueno hacer una revisión de ciertas decisiones.
Las mías me dejan contento, en general. Hay cosas que me gustaría haber hecho, o metas que me gustaría haber logrado, pero tengo claro que algunas implicaban dejar de hacer otras, y no se que habría dejado de hacer.
Me habría gustado jugar más hockey. Y mejor. No haberme quedado en la lesión ni ponerla como excusa para no querer ir más allá.
Me habría gustado viajar más.
Me habría gustado estudiar afuera. (Las últimas dos no valen, porque todavía las puedo hacer).
Me habría gustado tener más tiempo a mis abuelos, o haber pasado más tiempo con ellos.
Me habría gustado no dejar tantos amigos en el camino, o gente a la que quiero, pero que nunca más volví a ver.
Me habría gustado jugar mejor al fútbol, aunque tan malo no soy.
Me habría gustado cantar mejor (cantar en realidad, porque canto como las pelotas) y tocar piano.
Bueno, como ven, muchas cosas. Algunas son alcanzables, otras quizás no. Algunas serán siempre deseos y otras ilusiones.
A pesar de todo esto, la lista de las cosas que tengo es infinitamente mas grande.
Tengo una familia maravillosa, una mujer que me entiende y unos hijos que me adoran.
Tengo amigos de oro, y se que los voy a tener hasta que me muera.
Tengo buenos oídos, buena cabeza.
Tengo un perro que me hace caso.
Cocino bien.
Disfruto de la vida, a veces menos de lo que me gustaría, pero disfruto bastante.
Tengo proyectos, ideas y ganas.
Soy un buen papá, dicho por mis hijos, no por mí nomás.
Y bueno, eso. Cargo también con una mochila de inseguridades, que a veces pesa más de lo soportable, pero que también se suele aligerar cuando lo necesito. Eso es parte de mí y ya entendí que no tengo nada que hacer por olvidarme de ella, sino más bien, aprender a llevarla como corresponde.

PD: como ya se que hay gente que lee las cosas que escribo, no estaría mal que alguna vez dejaran algún comentario.

No hay comentarios.: